Banderas a media asta y un minuto de silencio en todos los municipios de Italia para recordar a las víctimas de COVID-19. Se trata de un acto de duelo y respeto que también ha servido para rendir honores a los profesionales de la salud en una jornada en la que el número total de fallecidos roza los 11.600 y el de casos confirmados supera los 100.000, cantidades que ilustran la magnitud de la pandemia.

Sin embargo, tras esos números encontramos datos positivos: el número de pacientes que han ingresado en la unidad de cuidados intensivos por deficiencias respiratorias se ha reducido a la mitad con respecto a los que se registraban hace dos semanas. Además se están produciendo progresos en las pruebas de posibles tratamientos. En el hospital Cotugno de Nápoles un medicamento contra la artritis reumatoide está dando resultados esperanzadores.

No son tan positivas, aunque se esperaban, las estimaciones del coste económico de la crisis: el centro de estudios de Cofindustria augura que el PIB de Italia caerá un 10% hasta el próximo mes julio.

Como nota de consuela, estas perspectivas tan sombrías tienen como telón de fondo una explosión de muestras de solidaridad, como las cestas de alimentos que están en las calles de Nápoles bajo un cartel que reza: “Si puedes, pon, por favor. Por favor, si lo necesitas, tómalo”.