La congestión vial del transporte urbano alcanza niveles insoportables para la capital dominicana. Trabajadores y estudiantes que transitan entre distintos puntos del Gran Santo Domingo pueden tardar más de una hora en llegar a su destino en trayectos en los que se tomaría 15 minutos recorrer en horas “ligeras”.

Esto sucede por la demanda de los servicios de transporte de la masa laboral y estudiantil que se moviliza simultáneamente en las horas picos, que van entre las 7:15 y 9:00 de la mañana, de 12:00 a 2:00 de la tarde y de 5:00 a 7:30 de la noche.

Estadísticas de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), con datos correspondientes al 2017, arrojan luz sobre el tema; el parque vehicular del Gran Santo Domingo ocupa el 41% del territorio nacional, aproximadamente 1,679,900 unidades de un total de 4,097,338 registrados al 31 de diciembre del año pasado, y crece –en promedio– un 3 % anualmente desde el año 2009.

Dato sorprendente cuando se compara con Santiago de los Caballeros, segundo territorio con mayor parque vehicular del país, que moviliza el 8.5 % de las unidades, aproximadamente 348,200 vehículos. Entre Santiago de los Caballeros y el Gran Santo Domingo hay 1,331,700 vehículos de diferencia.

El parque vehicular del Gran Santo Domingo ocupa el 41% del territorio nacional, aproximadamente 1,679,900 unidades.
El parque vehicular del Gran Santo Domingo ocupa el 41% del territorio nacional, aproximadamente 1,679,900 unidades. ( )

A esto se suman las imprudencias de algunos conductores de transporte público, que abordan y dejan pasajeros en cualquier punto, incluso al inicio de los elevados porque los usuarios “no quieren caminar mucho”, ya que se quedan en la intersección que pasa por encima de la edificación, pero el chofer tampoco quiere coger el tapón del semáforo.

También, es común la práctica de usar, o “hacer”, dos y hasta tres carriles para doblar a la izquierda y cortar, “a la mala”, el tránsito para entrar al carril o subir al elevado.

Todo esto, sin olvidar a los agentes de tránsito que muchas veces presencian, casi en sus narices, todo tipo de infracciones a la Ley de Tránsito (63-17), quienes al reclamo de los demás conductores, se encogen de hombros y preguntan, “¿Y qué hago, vale?”.

Algunos agentes de tránsito se hacen de la vista gorda cuando se cometen infracciones de tránsito frente a ellos
Algunos agentes de tránsito se hacen de la vista gorda cuando se cometen infracciones de tránsito frente a ellos ( )

Muchos son los que han sugerido posibles soluciones al mal tráfico en la ciudad, como el caso del legislador José La Luz, quien propuso dividir la jornada laboral en dos turnos rotativos: el primero que se e inicie a las 7:00 de la mañana y culmine a las 2:00 de la tarde; y que la segunda se comience a las 2:00 de la tarde y concluya a las 9:00 de la noche.

Otra de las propuestas es la apuesta al transporte escolar obligatorio y eficiente en los colegios, así los estudiantes serían llevados a los centros en grandes cantidades para evitar largas filas de vehículos con madres y padres bajando a sus hijos uno por uno y llevándolos hasta la puerta.

En ocasiones se presencia como muchos esperan estar fuera del carro para despedirse de sus hijos, mientras otros tienen la costumbre de llevar las mochilas en el maletero del vehículo, acción que hace perder tiempo y aumenta la fila de vehículos.

Para el ingeniero Onésimo González, experto en tránsito y movilidad vial, la congestión vehicular en el Gran Santo Domingo se debe a que no existe un sistema integrado de transporte público, y entiende que, con determinación y coraje político, el problema del tránsito de Santo Domingo podría resolverse en el corto plazo, de tres a cinco años, “porque los mecanismos están”.

Entre Santiago de los Caballeros y el Gran Santo Domingo hay 1,331,700 vehículos de diferencia.

DGII

Mientras dichos mecanismos se ponen en práctica, los dominicanos se las ingenian para evitar los embotellamientos.

Diario Libre compiló mediante una encuesta en las redes sociales las maneras en que nuestros usuarios evitan los tapones que les hacen perder tiempo, dinero y la calma.