El profesor Jim Fallon es un psicópata, pero bueno.
Como neurocientífico, descubrió su condición de una manera bastante inusual.
Fallon, que es profesor de Psiquiatría y Comportamiento humano en la Universidad de California-Irvine, Estados Unidos, trabajaba en un experimento en el que había estado analizando escáneres cerebrales de asesinos y utilizando a su propia familia como grupo de control.
Cuando llegó al último escaneo, vio uno que describió como “obviamente patológico”.
“Pensé que [los técnicos que llevaban los escaneos] me estaban haciendo una broma. Les dije: ‘Ah, están mezclando a uno de los asesinos con mi familia'”, cuenta a la BBC. “Pero respondieron: ‘No, es verdad'”.
“Así que dije: ‘Bueno, esta persona, quienquiera que sea, no debería estar caminando libre en la sociedad. Probablemente sea una persona muy peligrosa, era el peor patrón psicópata que jamás hubiera visto“, recuerda.
“Así que saqué la etiqueta que cubría el nombre… y era yo”.
¿Todos los psicópatas son peligrosos?
Pero Fallon nunca ha matado a nadie y se describe a sí mismo como “un buen tipo”. Entonces, ¿cómo puede ser un psicópata?
“Soy un psicópata prosocial”, dice. “No tengo algunos de los rasgos antisociales y criminales de otros”.
Se estima que aproximadamente una de cada 100 personas es psicópata.
Muchos delincuentes violentos caen en esta categoría, pero, como muestra el caso de Fallon, no todos los psicópatas son violentos.
La pregunta entonces es si los psicópatas nacen de esa manera o si se vuelven psicópatas por la educación que reciben.
El cerebro psicópata
Los escáneres cerebrales muestran diferencias en la actividad de algunas partes del cerebro de los psicópatas violentos y de los no psicópatas.
Los psicópatas violentos tienen menos materia gris en las áreas frontales importantes para comprender las emociones de otras personas.
Estas áreas también se activan cuando pensamos en el comportamiento moral.
La amígdala, que normalmente se asocia con sentimientos de miedo, también es significativamente más pequeña en los psicópatas.
Si estas diferencias pudieran observarse a una edad temprana se podría pensar que hay una base genética para la psicopatía.
Sin embargo, si imaginamos el cerebro como un músculo, podría ser que los psicópatas no ejerciten esas áreas, lo que lleva a una disminución de la actividad, tal vez como resultado de la educación y el medio ambiente.
Toma a la familia de Fallon como ejemplo.
Psicópatas en la familia
Solo después de esa desconcertante exploración cerebral, en 2005, las piezas comenzaron a encajar para Fallon.
Se dio cuenta de que sus rasgos psicopáticos no comenzaron con él. De hecho, hay siete presuntos asesinos en su árbol genealógico.
Fallon recordó un libro que su madre le había regalado muchos años antes, sobre su tatara-tatara-tatarabuelo, quien vivió en el siglo XVII y fue el primer caso de un hombre que mató a su propia madre en las colonias americanas.
Una prima de Fallon, Lizzie Borden, fue acusada de matar a su padre y a su madrastra con un hacha en 1882. Fue absuelta de manera polémica, pero unos macabros versos sobre el crimen sobreviven hasta nuestros días.
Fallon ve que de cierta manera él mismo muestra comportamientos psicópatas.
Admite, por ejemplo, que probablemente podría abandonar el funeral de un pariente si supiera que hay una fiesta o algo divertido que hacer el mismo día.
Él dice que sabe “eso no está bien”.
“La cuestión es que sé que algo está mal, pero no me importa. No sé cómo decirlo: estás en una posición en la que piensas ‘eso no está bien’ y aún así no te importa”, explica.
Entonces, si Fallon tiene el cerebro y los genes de un asesino, ¿por qué no ha matado a nadie?
Psicópatas y su entorno
La respuesta es que la activación de los genes psicopáticós depende de lo que sucede en la infancia.
“Si tienes la denominada forma de alto riesgo del gen y sufriste abuso al inicio de tu vida, las posibilidades de ser un criminal son mucho mayores”, dice Fallon.
“Si tienes el gen, pero no sufriste abuso, entonces realmente no habría mucho riesgo. Solo el gen en sí mismo realmente no afecta dramáticamente el comportamiento, pero bajo ciertas condiciones ambientales, sí hay una gran diferencia”, dice.
Fallon dice que tuvo una “infancia increíblemente maravillosa”, que canceló sus genes desafortunados.
“Cuando veo las fotos antiguas [de la familia], estoy feliz y sonriendo, y ha sido así durante toda mi vida. Hay una buena posibilidad de que eso compense los factores genéticos y elimine su efecto”, afirma.
El psicópata útil
Entonces, la biología significa mucho, pero no todo, cuando se trata de definir si alguien se embarcará en una vida criminal.
En cuanto a Fallon, dice que hay un lado positivo en ver las cosas de manera desapasionada y no “estar atado a la emoción” de los eventos.
Por un lado, siempre lo buscan amigos y familiares que necesitan consejos.
“Podría sentarme [con ellos] durante dos horas y mientras que ellos estarían llorando, yo nunca respondería emocionalmente. Pero entendería lo que están haciendo y trataría de ayudarlos. Les daría un tipo de análisis frío, pero preciso y serio”, dice.
“Tengo un puntaje muy alto en lo que llaman empatía cognitiva y muy bajo en empatía emocional. Resulta que las personas [como yo] hacen más por la sociedad, dan más dinero, están más involucrados en hacer cosas”, asegura.
“Pero si buscas a alguien con quien llorar, son muy decepcionantes”.