Comida en mal estado, paraísos fiscales, transportes ilícitos y una lujosa casa hacen parte de la historia por la que el empresario barranquillero Alex Saad pasó de ser un próspero contratista del gobierno venezolano a un objetivo de las autoridades. Los turbios negocios como testaferro del régimen de Nicolás Maduro le generaron el rechazo de la élite de su ciudad, quien lo expulsó de un club.
En mayo de este año, las autoridades colombianas incautaron 400 toneladas de alimentos en mal estado en el puerto de Cartagena, que iban a ser enviadas de forma irregular a Venezuela para ser repartidas en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que subsidia comida a los más pobres del vecino país.
Con el operativo, el entonces gobierno de Juan Manuel Santos reveló fines electorales en la repartición del alimento y una gigantesca red de lavado de activos que involucraba empresas en por lo menos nueve países, que estarían realizando desfalcos multimillonarios en los que participaron varios funcionarios del régimen de Maduro.
“En la investigación hay evidencias de posibles delitos de corrupción, lavado de activos y enriquecimiento ilícito”, dijo entonces el ex presidente. En ese momento se empezó a escuchar el nombre de Alex Saad, quien tiene doble nacionalidad colombo-venezolana, como uno de los empresarios que habría participado en los desfalcos.
Por sus cuestionamientos, el Country Club de Barranquilla rompió su credencial de socio y lo expulsó junto a toda su familia. Así que Saab decidió comprar cinco casas en el exclusivo barrio El Golf y construir una impresionante mansión de pisos de mármol importados, dos canchas de tenis, zona húmeda y dispositivos de seguridad, avaluada en 7.447.274 dólares; según relata El Tiempo.
Para entonces, la fiscal venezolana en exilio, Luisa Ortega, lo había señalado como testaferro de la fortuna oculta del presidente Nicolás Maduro; y seguía los negocios con el Clap. A cada acusación respondía con amenazas. Mientras, lo investigaban agentes de Estados Unidos, oficiales de Israel, la Procuraduría de México y las autoridades colombianas.
Las investigaciones encontraron lavado de activos por 125 millones de dólares, por la reventa del alimento dañado por 112% más de su valor real. Y hasta rastrearon nexos con el grupo terrorista Hezbolá, de acuerdo con El Tiempo.
Todos los negocios se hicieron usando como fachada la empresa de confección de ropa Shatex S. A., registrada en 1998 por la ex esposa de Saab, Cynthia Certain Ospina, quien salió del país al desatarse la polémica.
Dice el medio nacional que la empresa importaba y exportaba ropa a países como Baréin, Corea del Norte, Taiwán, India, China, Hong Kong, Pakistán, Australia, Venezuela y Ecuador. Pero los textiles supuestamente enviados nunca llegaban a las compañías receptoras.
El Tiempo reveló que Saad, de 46 años, se fue del país en 2017 con rumbo a Berlín, Alemania. Pero lo han visto en la isla Antigua, donde tiene un negocio de casas prefabricadas que vende en Caracas y a Turquía. En el último país continúa el negocio de exportación de alimentos del Clap, justo cuando Maduro afianza relaciones con ese gobierno