Perder las llaves del auto es preocupante, pero nada como el pánico tipo caída libre de extraviar tu teléfono. Hollywood podría hacer una película de terror sobre alguien que solo está buscando su iPhone XR y enloquece lentamente.

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El teléfono comenzó a infiltrarse en nuestras vidas a finales del siglo XIX, y luego —como se puede ver en estas fotos de los archivos de The New York Times— se convirtió en nuestra vida. Los celulares fueron un punto de inflexión significativo. Son dispositivos que permitieron que estuviéramos disponibles casi en cualquier momento, una situación tan extraordinaria que la mayoría de nosotros aceptó de forma tácita la obligación de estar disponibles casi en cualquier momento.

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Una red enmarañada de cables telefónicos y telegráficos formaban un laberinto aéreo sobre Broadway y Maiden Lane en el Lower Manhattan. Después de que la Gran Ventisca de 1888 destruyó muchas redes de cableado, comenzó el proceso de instalarlas bajo tierra. 1887.Everett Collection
Kathryn Farr hacía una demostración de una nueva central telefónica en el edificio AT&T en Broadway. Según informó el Times, también se probó un teléfono que “permitía que un grupo pudiera conversar con una persona que llamaba”, un dispositivo que luego sería conocido como el altavoz. 16 de septiembre de 1954.Carl T. Gossett Jr./The New York Times

La primera llamada desde un teléfono inalámbrico y portátil fue realizada el 3 de abril de 1973, y la hizo un ejecutivo de Motorola llamado Martin Cooper, quien desarrolló ese teléfono y tuvo la ocurrencia de salir a la Sexta Avenida, en el centro de Manhattan, y llamar a su rival de Bell Laboratories para regodearse un poco.

Tras mencionarle hace poco que su llamada fue un gran truco de relaciones públicas, Cooper, quien cumplió 90 años el año pasado, comentó: “Recuerda, esa fue la primera llamada en público que se hizo, y solo me importaba una cosa: ¿funcionaría el teléfono? Ese aparato era un prototipo hecho a mano —miles de partes que un ingeniero había conectado con cuidado—, y solo existían dos”.

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Según las notas del fotógrafo, Fred Bender usó este dispositivo, instalado en Northern State Parkway en Long Island, para avisarle a su esposa que iba a llegar tarde a cenar. 6 de noviembre de 1959. Walter Carlson/The New York Times
¿Qué es más práctico que tener un teléfono en el auto? Para usar este dispositivo instalado en su coche, Gloria Lavender ni siquiera tuvo que bajar la ventana. 17 de octubre de 1990.Vic DeLucia/The New York Times

En la primera foto de este artículo, el mentor de Cooper, John F. Mitchell, presume el DynaTAC recién lanzado. “El ladrillo”, como llegó a conocerse, salió a la venta en 1983 por 3995 dólares (más de 10.000 dólares de la actualidad). Pesaba 900 gramos y se tardaba diez horas en cargar. Como si esto fuera poco, solo se podía hablar durante veinte minutos antes de que se descargara.

Sin embargo, en 1987, el DynaTAC se convirtió en un símbolo del poder financiero cuando Michael Douglas se paseó caminando por una playa de los Hamptons vestido con una bata de baño en la película Wall Street para atizar la codicia de Charlie Sheen: “Te volveré rico, Bud Fox. Sí, tanto que podrás comprar a una chica como Darien. Esta llamada fue para despertarte, amigo. Ve a trabajar”.

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Gene Johnson, un ejecutivo de relaciones públicas, usaba un “teléfono maletín”. El dispositivo Marlin American tenía un precio de 2495 dólares y constaba de un portafolio con un transmisor y receptor de FM, un decodificador, una antena y una batería. 11 de julio de 1969. Bettmann/Getty Images
Patricia Kossman, una editora sénior en Doubleday, usaba un un teléfono inalámbrico mientras comía en el restaurante Peacock Alley del Waldorf-Astoria. 11 de febrero de 1983. Don Hogan Charles/The New York Times

¿Qué dijo Cooper cuando los críticos predijeron que la disponibilidad iba a ser una maldición? “Mi primera respuesta fue: ‘Bueno, hay un interruptor de encendido y apagado en todos los teléfonos. No tienes que contestar’”, mencionó. “Pero mi respuesta más profunda es que el teléfono celular sigue siendo muy nuevo en la sociedad. Tengo una creencia arrogante en la inteligencia de la gente. Sabremos cómo resolver el problema de la comunicación con otras personas y tendremos vidas completas y sanas. Sí me preocupa pero, si consideras todas las otras distracciones… de alguna manera la humanidad se las ha arreglado para sobrevivir. Cuando salió la primera televisión, pasé horas viendo las luchas”.

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Usuarias del metro hablaban en el teléfono público más usado de la ciudad de Nueva York, ubicado en el piso inferior de la Estación Pensilvania, cerca de la cabina de información de Long Island Rail Road. 26 de julio de 1974. CreditTyrone Dukes/The New York Times
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Las operadoras de la central telefónica internacional de Tokio conectaban unas 140 llamadas al día. El predominio femenino en el campo de la asistencia telefónica comenzó con Emma Nutt, quien se convirtió en la primera mujer que trabajó como telefonista en 1878. Circa 1950. The New York Times
James Bracey formaba parte de la creciente cantidad de hombres que trabajaban en los números telefónicos de información de Bell System a principios de la década de 1970. The New York Times informó que Bell empleaba a 2124 telefonistas masculinos en 1972, una cifra muy superior a los ocho de 1969: el cambio se produjo por un acuerdo entre AT&T, el Departamento del Trabajo y la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo, el cual también ordenaba aumentar los puestos gerenciales para las mujeres. Circa mayo de 1973.Leonard Kamsler
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Walter S. Gifford, presidente de American Telephone and Telegraph Company, realizó la primera llamada trasatlántica, de su oficina en Nueva York a la oficina en Londres de sir Evelyn Murray, el secretario de la Oficina General de Correos del Reino Unido. En un inicio, esas llamadas de larga distancia costaban 1500 dólares la hora, o 25 dólares el minuto, según United Press. CreditThe New York Times

Cooper cree que todo lo bueno que la tecnología celular puede aportar —incrementar la productividad, reivindicar los derechos de las personas pobres— supera por mucho cualquier desventaja. Cooper siempre compra el último iPhone, aunque tiene opiniones encontradas sobre esos teléfonos. Cree que son extraordinarios en términos tecnológicos, pero innecesariamente complicados desde el punto de vista del consumidor.

Cuando se le recordó que incluso su propio “Ladrillo” DynaTAC tuvo inconvenientes, Cooper se rio. Dijo que siempre le comenta a la gente que nunca fue un problema que la batería solo durara veinte minutos: el teléfono era tan pesado que nadie lo podía sostener más tiempo.