Residentes en el sector Los Prados, en el Distrito Nacional, se quejan de los apagones que van desde cinco hasta ocho horas diarias, y que se han convertido en un tormento en esa zona.
La Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur) castiga con un apagón de cinco horas diarias a ese sector, que con circuito 24 horas, debería tener un servicio eléctrico ininterrumpido.
A partir de las 8:00 de la mañana les cortan el suministro por espacio de cinco a ocho horas continuas, generando caos hasta en el tránsito vehicular, por que los semáforos quedan sin energía, y en ocasiones hasta colisión de vehículos.
Dijeron que a pesar de pagar una factura eléctrica cara, tienen que soportar los tediosos apagones.
La falta de electricidad también afecta el suministro el agua potable, ya que deja de funcionar el sistema de bombeo.
Propietarios de colmados, centros de belleza, peluquerías y de lavanderías se quejan de los daños económicos que les genera la falta de electricidad.
Las amas de casa también se quejan de que algunos alimentos se les dañan por falta de refrigeración.
Reclaman mejoría
Residentes de Los Prados pidieron a la Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur mejorar el suministro eléctrico.
Protesta
Las largas interrupciones generan malestar en otros sectores del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.
Ayer residentes de la calle Caracas, próximo a la Felipe Vicini, en el sector de San Carlos quemaron gomas y lanzaron botellas y escombros a las calles en protesta por los apagones.
Igual manifestación se produjo en Invivienda, Villa Carmen, Los Mameyes y otros sectores de Santo Domingo Este, que no reciben ni seis horas diarias de electricidad.
Hasta los circuitos 24 horas son afectados con apagones de hasta ocho horas.
Frente al deficiente servicio eléctrico que recibe la población, especialmente los barrios, y ante la falta de respuestas de las distribuidoras de Electricidad, los moradores se ven obligados a reclamar con protestas para que su voz sea escuchada.
En sectores como Villas Agrícolas, Villa Juana y Villa María, las protestas se han convertido en una práctica recurrida.