MIKOVÁ, Eslovaquia — Un primo eslovaco de Andy Warhol, el icono del arte pop, sabía que su pariente estadounidense era una especie de pintor.
Eso fue lo que logró saber a partir de las cartas que su tía, la madre de Warhol, enviaba a Miková, la aldea en las faldas de los montes Cárpatos donde los padres del artista vivieron antes de emigrar a Estados Unidos.
“Pensé que pintaba casas”, comentó Jan Zavacky, de 73 años.
Nadie en Miková ha cometido ese error durante mucho tiempo.
A partir de la muerte de Warhol en 1987, el pequeño poblado de Eslovaquia ha aceptado —más o menos— su papel como un lugar de peregrinaje de los seguidores del artista, quienes llegan con la intención de entender cómo los orígenes de la familia de Warhol pudieron haber influido en su ascenso a convertirse en una estrella del arte mundial que tuvo mucho más que solo quince minutos de fama.
El poblado cercano de Medzilaborce ha convertido una enorme oficina postal de la era comunista en el Museo de Arte Moderno Andy Warhol. La principal avenida de la localidad ahora se llama calle Andy Warhol. En ella se encuentra el Hostal Andy.
En el camino hacia Miková, un letrero que muestra a Warhol con su característica cabellera despeinada anuncia con orgullo que el poblado es hogar de su familia.
Tras olas de emigración quedan pocos pobladores: un criador de vacas, unos cuantos pensionados y un grupo de familias gitanas. No obstante, todos conocen la historia de cómo el hijo nacido en Estados Unidos de Andrej Varchola y Julia Zavacky-Varchola la hizo en grande en Nueva York, tras cambiar su apellido a Warhol.
Sin embargo, pocos de los aproximadamente cien residentes piensan mucho en su arte.
En Estados Unidos, “no necesitas ser muy bueno en algo”, mencionó Julia Varcholova, otra prima, quien escribe el apellido familiar de distinta manera. “Solo necesitas ser diferente. No necesitas cantar ni pintar bien, siempre y cuando lo hagas distinto”.
Andy Warhol, dijo, “era muy bueno siendo distinto”.
Ella prefiere a Rembrandt porque “al menos puedes ver que se esforzó mucho para hacer sus pinturas”.
En el margen de la propiedad de Julia Varcholova en Miková, que dejó hace años para mudarse a la ciudad, pero que todavía visita con regularidad, hay un viejo pozo de piedra, la única estructura que queda de cuando el padre de Warhol vivió en ese terreno. Los admiradores de Warhol de Estados Unidos y toda Europa vienen aquí a contemplarlo, comentó.
Una decena de documentales en varios idiomas incluyen el poblado, que está tan alejado del camino transitado que podría aclarar lo que el a menudo críptico Warhol quería decir cuando señalaba: “Vengo de ninguna parte”. Miková ni siquiera tiene una cafetería ni un bar, que por lo general son una característica indispensable de los pequeños poblados eslovacos.
A pesar de ello, Warhol es tan conocido en estas áreas que Frantisek Lakata, maestro jubilado de 67 años, hizo una segunda carrera como imitador de Warhol —hasta que subió mucho de peso y ya no pudo pasar de manera creíble por el delgado artista—.
Lakata todavía puede hacer una imitación aceptable de la voz de Warhol y, a pesar de su barriga, todavía le gusta ponerse su peluca de Warhol. En su opinión, el artista es su alma gemela.
“Era un poco extraño”, dijo Lakata.
Durante muchos años, la extrañeza que se percibía de Warhol fue más bien un impedimento en la forma en la que se le veía en estas tierras regidas por la tradición.
Michal Bycko, un experto en arte que fundó el museo de Medzilaborce con ayuda de la familia de Warhol en Estados Unidos, mencionó que visitó Miková en la década de los setenta, y trató de correr la voz de que el hijo de Andrej y Julia había cobrado fama mundial por pintar latas de sopa Campbell’s y a Marilyn Monroe.
“Se rieron de mí, en mi cara”, recordó Bycko, y se sintieron “indignados” cuando les mostró una fotografía de Warhol con su peluca despeinada.
En aquel entonces, Eslovaquia todavía era parte de Checoslovaquia y estaba bajo el yugo de un gobierno comunista que no tenía interés alguno en homenajear a un artista al que consideraba un degenerado aturdido por las drogas cuyas obras de arte celebraban el consumismo.
Las opiniones cambiaron tras la muerte del artista que, a decir de Bycko, desató una “avalancha de interés” de entusiastas de arte extranjero y también de parientes, quienes previamente habían rechazado a Warhol debido a su reputación como un alguien homosexual de la escena artística clandestina de Nueva York.
Con la esperanza de aprovecharse de la fama de Warhol, en la década de los noventa el poblado trató de instalar su propio museo para exponer fotografías prestadas por los hermanos de Warhol. No obstante, el esfuerzo se derrumbó, según Zavacky, primo de Warhol que en aquella época era alcalde, cuando las fotografías desaparecieron de una sala de exposición improvisada.
El museo de Medzilaborce abrió sus puertas en 1991 y alberga la colección más grande de obras y artefactos de Warhol en Europa, e incluye diez impresiones de latas de sopa Campbell’s, varias impresiones de Marilyn Monroe, una chaqueta de piel de víbora que usó el artista y uno de sus anteojos.
Al igual que Warhol, quien pasó del arte comercial a la vanguardia y a celebridad de la corriente dominante, el pueblo de su familia no pertenece a una sola cultura o identidad.
Cuando su padre se mudó a Estados Unidos en la víspera de la Primera Guerra Mundial, Miková era parte del Imperio austrohúngaro. Cuando su madre lo siguió años después, se había vuelto parte de Checoslovaquia, que se dividió en dos en 1993.
A lo largo del tiempo, Miková ha conservado su propia identidad desequilibrada como parte de Rutenia, una nación que existió como entidad política por un solo día en 1939, pero que sobrevivió durante siglos como una cultura e idioma separados en las fronteras entre Eslovaquia, Ucrania y Polonia.
Los padres de Warhol hablaban rutenio, y el artista entendía lo suficiente como para usarlo en 1980, cuando conoció al papa Juan Pablo II, quien hablaba el idioma por haber crecido en el sur de Polonia.
La primera exposición de Warhol al arte ocurrió durante su infancia, en las visitas a las iglesias a las que asistían otros rutenos en Pittsburgh, que estaban decoradas con iconos de colores brillantes. La iglesia de Miková donde se casaron los padres de Warhol todavía está en pie, pintada con un amarillo fluorescente que la hace ver como una alucinación de arte pop en el poblado que, a no ser por eso, es monótono.
Aquí en Miková, la sexualidad del artista sigue siendo un tema delicado. “No creo que fuera homosexual”, dijo su primo, Zavacky. “Esos son rumores”.
Samuel Macko, de 15 años, quien vive en un asentamiento destartalado de gitanos en las orillas del pueblo, dijo que le gustaban en particular las imágenes de Marilyn Monroe.
“Me parece que Andy estaría muy impactado si hubiera visto de dónde venía”, afirmó Samuel.
A diferencia de sus dos hermanos mayores, Warhol nunca visitó el pueblo natal de su familia. Lo más cerca que llegó fue a Viena.
El fundador del museo, Bycko, comentó que Warhol no renegaba para nada de sus raíces y decía que provenía de “ninguna parte” simplemente porque el país del que sus padres se fueron ya no existía.
“Andy nunca negó sus orígenes”, afirma.
No obstante, el hecho de que no fuera de visita molesta a algunos de sus parientes. Zavacky especuló que “tal vez pensó que los estadounidenses no lo tomarían en serio si sabían que su familia era originaria de un lugar como este”.
Julia Varcholova, la otra prima, comentó que era “ofensivo” que Warhol hubiera ido a Viena, pero no se molestara en visitar a su familia. “Tal vez le daba vergüenza”, concluyó.