El gigante inmobiliario chino Evergrande afirmó que seguirá operando, pese al veredicto de un tribunal de Hong Kong, que ordenó este lunes (29.01.2024) su liquidación, en respuesta a medidas legales adoptadas por algunos de sus acreedores extranjeros.
El procedimiento judicial fue iniciado, entre otros, por Top Shine, registrado en Samoa, un inversioinista en una de las filiales de Evergrande. La jueza del Tribunal Superior Linda Chan citó la “evidente falta de progreso” en la presentación de una “propuesta de reestructuración viable” por parte de la empresa, y añadió que la orden de liquidación era “apropiada”.
Una ofensiva contra dos décadas de especulación inmobiliaria, que China comenzó hace tres años, provocó una crisis inmobiliaria cada vez más profunda y dejó a Evergrande con una deuda de 300.000 millones de dólares (277.000 millones de euros).
Meses después, la empresa incumplió sus obligaciones de deuda extraterritorial y, el mes pasado, los acreedores rechazaron una propuesta para reestructurar su deuda. La audiencia de liquidación de este lunes se retrasó desde diciembre, luego de que los abogados de Evergrande argumentaran que ninguno de sus acreedores buscaba la liquidación de la empresa, que tiene 240.000 millones de dólares en activos.
¿Qué pasa ahora con Evergrande?
La orden da comienzo a un largo proceso que debería suponer la liquidación de los activos extraterritoriales de Evergrande y la sustitución de sus cargos directivos. Pero no está claro aún cómo este fallo afectaría a las vastas operaciones de la empresa en China continental.
El director ejecutivo de Evergrande continental, Shawn Siu, calificó la decisión de “lamentable”, al mismo tiempo que prometió que las operaciones de la empresa continuarían.
El caso es ampliamente visto como una prueba para determinar si una orden de liquidación emitida en Hong Kong sería reconocida en China continental. El sistema legal de Common Law de Hong Kong, que siguió vigente después de que la excolonia británica fuera devuelta a China en 1997, es el preferido por los acreedores extranjeros cuando se trata de recuperar deudas en el continente.
Hace dos años, Pekín acordó reconocer las órdenes de insolvencia de Hong Kong en las ciudades chinas de Shenzhen, Shanghái y Xiamen. Sin embargo, en la práctica, las órdenes de liquidación han sido difíciles de ejecutar debido al opaco sistema legal de China.
Hasta la fecha, los tribunales del continente sólo han reconocido una de esas órdenes, y tienen la atribución de determinar si se justifica el reconocimiento. Chan nombró a dos liquidadores, que podrían proponer a los acreedores extraterritoriales un nuevo plan de reestructuración de deuda.
¿Cuál sería el impacto en la economía china?
Si finalmente se concretase la liquidación de los activos de Evergrande en el continente podría ser un revés importante para la segunda economía más grande del mundo, que ya lucha por recuperarse de una política draconiana de “cero covid” que mantuvo a gran parte del país confinado durante la pandemia.
El sector inmobiliario de China ha sido un importante motor de crecimiento en las últimas dos décadas, ayudando a los líderes de Pekín a lograr, por momentos, un crecimiento económico de dos dígitos. En comparación, la economía china creció sólo un 5,3% el año pasado, debido, en parte, a unas exportaciones y una demanda interna más débiles, un alto desempleo juvenil y el empeoramiento de la crisis inmobiliaria.
Sin embargo, en los últimos años, varios otros promotores inmobiliarios se han visto obligados a declararse en quiebra, mientras que el gasto de las empresas constructoras ha caído un 10% anual durante dos años consecutivos. El año pasado, las ventas de viviendas nuevas de las 100 mayores empresas inmobiliarias cayeron en más de un tercio. Los gobiernos locales del país, que dependen de la venta de tierras para aumentar sus presupuestos, también están muy endeudados y se han visto obligados a recortar el gasto.
Gran parte de los 300.000 millones de dólares que Evergrande debe son depósitos pagados por ciudadanos chinos comunes por apartamentos de nueva construcción. No está claro si esas personas serán tenidas en consideración y priorizados durante todas las liquidaciones, por sobre los acreedores extranjeros.
La mayoría de los economistas ya pronostican que China crecerá más lentamente en 2024. Un empeoramiento de la crisis inmobiliaria podría debilitar aún más la demanda y sacudir el sistema financiero del país. El mes pasado, Oxford Economics estimó que se necesitarían entre cuatro y seis años para completar todas las propiedades residenciales sin terminar.
La burbuja en el sector inmobiliario de China
China es una nación de propietarios de viviendas. Alrededor del 80% de las familias son propietarias de sus viviendas, y más del 20% de las failias urbanas poseen varias propiedades. Durante las últimas dos décadas, los consumidores chinos invirtieron sus ahorros en inmuebles, lo que ayudó a que las ganancias de las empresas inmobiliarias se dispararan.
La especulación llevó los precios inmobiliarios a niveles inasequibles. Muchos economistas dicen que se permitió que la enorme burbuja inmobiliaria creciera durante demasiado tiempo antes de que Pekín tomara medidas.
En agosto de 2020, en plena pandemia, el presidente chino, Xi Jinping, anunció nuevos límites al monto de deuda que podían acumular empresas de venta de inmuebles como Evergrande. Las llamadas tres líneas rojas de Xi significaban que las empresas tenían que garantizar que sus pasivos no superaran el 70% de los activos, que la deuda neta se mantuviera por debajo del 100% del capital y que las reservas financieras se mantuvieran en el 100% de la deuda a corto plazo.
Las nuevas restricciones dejaron al descubierto la escala de lo que se ha denominado un enorme esquema Ponzi (una estafa piramidal) con el que había estado operando Evergrande. Durante años, la empresa había utilizado depósitos en futuros desarrollos inmobiliarios para financiar proyectos de construcción actuales.
(cp/ers)