La violencia ha vuelto a acercarse a la frontera de Ucrania con territorio de la Unión Europea. Varios ataques con misiles a la ciudad ucrania de Lviv, a unos 70 kilómetros de la frontera con Polonia, han causado este lunes la muerte de al menos siete personas, según informan fuentes regionales recogidas por el portal de noticias Ukrinform. De acuerdo con esas fuentes, al menos ocho personas han resultado heridas en esta ofensiva, dirigidos en parte contra unas infraestructuras militares. El alcalde de la ciudad, Andriy Sadovi, informó previamente a través de la red Telegram de que cinco misiles habían caído en la urbe en las últimas horas. Mientras, la ciudad de Mariupol, en el sureste del país, se resiste a ceder el control a Rusia ante el atroz asedio militar que sufre desde hace semanas y el ultimátum del Kremlin. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha criticado esta madrugada el retraso en la entrega de armas comprometidas por los países aliados.

“Cinco ataques con misiles dirigidos en Lviv. Los servicios de emergencia pertinentes ya partieron hacia el lugar [donde han caído]. Estamos tratando de recabar más información”, ha dicho el alcalde. “Pido a todos los ciudadanos que se escondan, que no estén en la calle. Esperamos ataques cada vez más fuertes. El objetivo del enemigo es matar al mayor número de civiles. Están disparando sobre objetivos civiles”, ha alertado Sadovi en una rueda de prensa. “La meta del enemigo es que Ucrania desaparezca como país libre”.

Por su parte, el responsable de la región militar de esta ciudad, Maksim Kozitskyi, ha informado a través de su página de Facebook de que la ciudad recibió el impacto de al menos cuatro misiles. El gobernador precisó que los bombardeos habían alcanzado infraestructuras militares y un garaje de neumáticos, lo que provocó incendios. Kozitskyi recomendó a la población que se mantenga refugiada en previsión de más ataques.

La empresa de ferrocarriles ucranios ha manifestado en Telegram que “varios misiles cayeron cerca de las instalaciones ferroviarias”, sin causar víctimas y sin obstaculizar el tráfico. El presidente del consejo de administración de la empresa, Alexander Kamichin, ha afirmado que se repararán las infraestructuras dañadas. “El ferrocarril sigue funcionando”, agregó.

Lviv ha sido, desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, uno de los principales puntos de salida del país para los ucranios que huían de los ataques, por su cercanía con la frontera polaca, a unos 70 kilómetros. El 26 de marzo, esta ciudad sufrió una serie de ataques rusos, dos de los que dejaron cinco heridos y afectaron un depósito de combustible. Lviv también fue alcanzada por las bombas rusas el 18 de marzo, que cayeron en una fábrica de reparación de aviones cercana al aeropuerto, sin causar víctimas.

El 13 de marzo, misiles de crucero rusos apuntaron a una importante base militar a unos 40 kilómetros al noroeste de Lviv, matando al menos a 35 personas e hiriendo a 134.

En Kiev, la capital del país, un reportero de la agencia Reuters ha escuchado una serie de explosiones cerca del río Dnipro, mientras que el medio de comunicación Suspilne ha informado de que dos personas resultaron heridas en ataques en la región sur de Dnipropetrovsk.

Por su parte, la aviación rusa ha informado de ataques en 108 puntos de concentración de soldados y equipamiento militar en Ucrania en las últimas horas, según el parte bélico matutino del Ministerio de Defensa de Rusia. “La aviación operacional-táctica de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia realizó ataques en 108 áreas de concentración de personal y equipo militar ucraniano”, indicó el portavoz Igor Konashénkov.

El departamento que dirige Serguéi Shoigú, señaló que algunos de estos puntos de concentración de militares y equipos “destruidos” se encontraban cerca Mikolaiv, en el sur; Barvenkovo, en la región de Járkov; en Popasna, en la de Lugansk, y en Yampol y Kramatorsk, en la de Donetsk, en el este de Ucrania.

Mariupol resiste

Mientras Rusia mantiene bombardeos en varios puntos del país, la castigada Mariupol resiste al asedio y ultimátum de las fuerzas armadas rusas. El ministro de Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha afirmado este lunes que esta ciudad “ya no existe” tras los enormes daños materiales causados por los ataques rusos y ha resaltado que la situación en la ciudad es “dura a nivel militar” y “descorazonadora”. “La ciudad ya no existe. Lo que queda del Ejército ucraniano y un gran grupo de civiles están básicamente rodeados por las fuerzas rusas. Continúan su lucha, pero parece, por la forma en la que se comporta el Ejército ruso en Mariúpol, que han decidido arrasar la ciudad hasta los cimientos a cualquier precio”, ha manifestado.

Kuleba ha resaltado en una entrevista concedida a la cadena de televisión estadounidense CBS que durante las últimas semanas “no ha habido contactos con diplomáticos rusos a nivel del Ministerio de Exteriores” y ha incidido en que, tal y como ha señalado el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, “Mariúpol podría ser una ‘línea roja”.

Zelenski ha criticado este domingo el retraso de algunos países aliados en las entregas de la munición y las armas que el Gobierno de Ucrania ha estado solicitado desde el inicio de la guerra. “Estamos agradecidos con aquellos que realmente ayudan con todo lo que pueden. Pero aquellos que tienen las armas y municiones que necesitamos y retrasan su provisión deben saber que el destino de esta batalla también depende de ellos”, ha sostenido el mandatario ucraniano en su discurso diario a la población de Ucrania.

El presidente ucranio ha asegurado que cada retraso en la entrega de armas es “un permiso” para que Rusia “se lleve la vida” de los ucranianos. “Así lo interpreta Rusia. Ese no debería ser el caso en la realidad”, ha añadido.