AFP

La capital de Colombia, Bogotá, entró en alerta ambiental tras una serie de incendios forestales registrados en la Amazonía colombiana, que consumen un área del tamaño de París.

Autoridades locales informaron que el viento arrastró el humo de los incendios, supuestamente ocasionados por grupos armados en la zona.

“Se han cumplido 48 horas continuas en las que más de la mitad de las estaciones de monitoreo de calidad del aire de Bogotá presentan estado regular. Por eso (…) la ciudad entra en Alerta Ambiental” indicó en su cuenta de Twitter la alcaldesa de la ciudad, Claudia López.

La mandataria local pidió a los ocho millones de habitantes abstenerse de realizar actividades físicas al aire libre en los próximos días.

Según el gobierno colombiano, detrás del fuego se encuentran manos criminales de rebeldes que se apartaron del pacto de paz que desarmó a la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2017.

Los disidentes, como se les conoce, buscan “acaparar tierras (…) para desarrollar acciones de ganadería extensiva ilegal”, denunció el ministro de Defensa, Diego Molano, quien publicó una lista de 17 presuntos responsables por los incendios.

En el departamento de Guaviare, principal foco de las conflagraciones, el gobernador local, Heydeer Palacio, declaró la “alerta roja … debido al incremento de incendios forestales que ya consumen más de 10 mil hectáreas afectando cultivos (…), flora y fauna”.

El área devastada se aproxima a la superficie total de 10 mil 500 hectáreas, similar al tamaño de París.

La Serranía del Chiribiquete, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que cuenta con protección especial de conservación, también ha sido afectada.

Según testimonios recabados por la AFP en octubre de 2021, campesinos y terratenientes de la Amazonía colombiana aprovechan la época de sequía (enero-abril) para incinerar los árboles que talaron antes y, en su lugar, sembrar hoja de coca o hacerle espacio a la ganadería.

Los disidentes ejercen autoridad en la región ante la escasa presencia estatal y aprovechan las rentas del narcotráfico y otras economías ilegales.

Según datos del gobierno, enero fue el mes más ardiente de la última década en la Amazonía colombiana, con tres mil 300 puntos de calor detectados en la región, la mayoría por incendios forestales.