Una nueva investigación de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins ha encontrado que varios vapores del cigarrillo electrónico contienen niveles inseguros de metales tóxicos, que incluyen plomo y cromo. Se sospecha que la culpa recae en las bobinas de calentamiento del cigarrillo electrónico que contaminan los aerosoles generados por el dispositivo. –
El estudio reclutó a 56 usuarios de cigarrillos electrónicos y examinó el dispositivo de cada participante para detectar la presencia de 15 metales diferentes. Se identificaron cantidades mínimas de los metales en los e-líquidos, pero sus volúmenes aumentaron significativamente después de que los líquidos se expusieron a los serpentines de calentamiento del dispositivo. Y esas huellas de metal se confirmó que se transmiten al vapor producido por el dispositivo.
El cromo, el níquel y el manganeso fueron los más preocupantes de los metales presentes en los aerosoles de los cigarrillos electrónicos, y la investigación encontró que las tasas de emisión de muchos de estos metales eran iguales o incluso más altas que el humo del cigarrillo convencional.
El cromo, el níquel y el cadmio exhibieron tasas de emisión más altas que los cigarrillos tradicionales, mientras que la concentración de plomo en algunas de las muestras de aerosoles de cigarrillos electrónicos resultó ser similar a los niveles observados en los cigarrillos. “Es importante que la FDA, las compañías de cigarrillos electrónicos y los propios vapores sepan que estas bobinas de calentamiento, tal como están fabricadas actualmente, están filtrando metales tóxicos, que luego entran en los aerosoles que inhalan los vapers”, dice Ana María, autora principal del estudio. Regla.
Por extraño que parezca, las concentraciones de metal en los aerosoles estudiados fueron más altas para los dispositivos de cigarrillo electrónico cuyas bobinas se cambiaron con frecuencia, lo que llevó a la conclusión de que, cuanto más nueva era la bobina, más potencialmente filtraba los metales.
Los efectos reales sobre la salud de estos niveles de exposición aún se desconocen y los investigadores planean realizar más investigaciones sobre los impactos en humanos, pero muchas de las concentraciones medianas de aerosoles identificadas en el estudio se acercaron o excedieron los límites seguros definidos por la Agencia de Protección Ambiental.
El estudio es el más reciente de un creciente cuerpo de investigación que sugiere que los cigarrillos electrónicos no son necesariamente una alternativa completamente saludable o segura al cigarrillo convencional.
Los efectos a largo plazo del “vapeo” no se conocerán en algunos años, pero cada vez está más claro que, aunque los cigarrillos electrónicos no causan el mismo tipo de daño al cuerpo humano que los cigarrillos tradicionales, ciertamente no son inofensivos. alternativas. La investigación fue publicada en la revista Environmental Health Perspectives.
Fuente: Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg