La nueva zona cero de la expansión del coronavirus de Wuhan en Estados Unidos es un gigantesco crucero anclado a la entrada del puerto de San Francisco con 3.500 personas a bordo. Se trata del mismo barco en el que había viajado en febrero el primer fallecido en California por el coronavirus, un hombre de 71 años que murió el pasado miércoles. El barco volvió a puerto antes de tiempo para hacer pruebas a sus pasajeros. Los resultados los dio a conocer el vicepresidente Mike Pence este viernes por la tarde: de 46 personas examinadas, 21 tienen el virus, 19 de ellas miembros de la tripulación.
A la preocupación por el foco de contagio en el crucero Grand Princess contribuye el hecho de que el paciente fallecido no se contagió en el último viaje. El barco ha hecho otro viaje desde que ese pasajero desembarcó. Es decir, que puede llevar 20 días navegando con el virus a bordo entre San Francisco, México y Hawái. Y al tiempo, todos los que hayan desembarcado han hecho vida normal en tierra durante días.
Pence anunció que planean llevar el barco a un “puerto no comercial” este fin de semana para realizar las pruebas del coronavirus a los 2.500 pasajeros y los 1.000 tripulantes. Hasta ahora, las cuarentenas de grandes grupos de personas sospechosas de haber estado en contacto con el virus se han realizado en bases militares de California. Los estadounidenses repatriados de Wuhan, China, permanecieron en una base aérea de Riverside. Los repatriados del crucero Diamond Princess, en Japón, fueron llevados a una base al norte de Sacramento.
El barco Grand Princess, partió el pasado 11 de febrero del puerto de San Francisco para un viaje de “10 noches por la Riviera Mexicana”, como se anunciaba. En el itinerario realizó paradas en Puerto Vallarta, Manzanillo, Mazatlán y Cabo San Lucas. Regresó a California el 21 de febrero. Ese es el viaje en el que estuvo el hombre de 71 años fallecido el miércoles. Al desembarcar, compartió transporte por carretera hasta el aeropuerto. No ingresó con síntomas hasta el 27 de febrero. El periodo de incubación del coronavirus es de entre 5 y 14 días.
El mismo día que llegó a puerto, por la tarde, el Grand Princess partió de nuevo para un viaje de 15 días por las islas de Hawái. En su recorrido debía hacer parada en Kauai, Honolulu, Lahaina e Hilo. De vuelta, tenía una parada programada en Ensenada, Baja California, antes de volver a San Francisco. Llevaba 2.500 pasajeros a bordo. Las autoridades de California estiman que entre 50 y 60 pasajeros habían estado también en el viaje de México. No está claro cuántos tripulantes han hecho los dos viajes.
El pasado lunes, 2 de marzo, un hombre dio positivo por coronavirus en Sonoma, California. Se trata de un hombre que estuvo en el viaje de México y amigo del anterior. Al día siguiente, se confirma el diagnóstico también en el otro pasajero. El 4 de marzo, murió en el hospital.
En ese momento, todas las miradas se vuelven hacia el barco, que se encuentra volviendo a San Francisco. La compañía Princess envía una alerta a los pasajeros y pide que todos aquellos que estuvieron en el viaje anterior permanezcan en sus habitaciones. Además, solicita a todos los pasajeros que están en el barco y a todos los clientes que estuvieron en el viaje de México que informen inmediatamente si tienen síntomas. Lo primero es hacer pruebas a las personas de riesgo más obvias: todos los pasajeros que estuvieron en el anterior viaje, los pasajeros que tienen síntomas y los que tienen enfermedades respiratorias. En total, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) identifica a unas 100 personas a bordo a las que hay que hacer pruebas.
El jueves 5, con el barco ya anclado frente a San Francisco tras acortar el viaje, Estados Unidos puede ver las imágenes en televisión de un helicóptero del Ejército llevando al crucero los equipos para realizar las pruebas del virus.
Mientras, el miércoles el Estado de California decretó la situación de emergencia para poder movilizar recursos locales, estatales y federales ante el más que probable aumento del número de casos. El jueves, la autoridad sanitaria del Estado ordenó a todas las compañías de salud que eliminen el coste de cualquier prueba que tenga que ver con el coronavirus, de forma que alrededor de 22 millones de californianos pueden hacerse la prueba si lo necesitan sin coste alguno.
La epidemia del coronavirus de Wuhan se cobró además este viernes una nueva víctima comercial. Los organizadores del festival South By Southwest, un festival de música y cine que se celebra en Austin, Texas, desde hace más de tres décadas, se vieron obligados a cancelarlo. El festival es una de las citas culturales con más impacto mediático en Estados Unidos y se iba a celebrar entre el 13 y el 22 de marzo. En fechas recientes, grandes empresas como Facebook, Intel, Twitter o TikTok se habían retirado del festival y las cancelaciones empezaban a poner en duda su viabilidad.