Harvey Weinstein, la lucha imposible por un juicio normal

El arranque del proceso al productor de cine escenifica la difícil tarea de aislar los cargos concretos que se juzgan del revuelo mediático en torno al caso que originó el Me Too

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Fuera, detrás de las vallas metálicas, los focos de los sets improvisados por las televisiones empiezan a apagarse con las primeras luces de la mañana. Los más madrugadores de los 150 periodistas acreditados para el acontecimiento del año en la Corte Federal del Estado de Nueva York, en el sur de Manhattan, guardan ya cola. Quedan dos horas para que arranque el juicio contra Harvey Weinstein, quien fuera el rey del Hollywood del cambio de siglo, convertido hoy en la encarnación del abuso de poder para obtener sexo, después de que sendas investigaciones periodísticas de The New York Times y The New Yorker destaparan decenas de acusaciones de mujeres que prendieron la mecha del Me Too.

Apenas ocho horas antes, a 4.500 kilómetros de distancia, la industria de Hollywood, sobre la que un día gobernó, se celebraba a sí misma en la entrega de los Globos de Oro. Hace apenas dos años, Weinstein habría presidido una de esas mesas, brindando con champán francés. Ahí estaban Quentin Tarantino, Gwyneth Paltrow, todas sus criaturas vestidas de gala. Pero el lunes, el productor apestado no fue más que el chiste incómodo de la noche. “La siguiente presentadora está en Bird Box, una película en la que el mundo sobrevive tapándose los ojos. Como todo Hollywood mientras trabajaba con Harvey Weinstein”, soltó el presentador de la gala, Ricky Gervais, ante las risas avergonzadas de las estrellas.