SAN JUAN — Mientras enfrenta una intensa presión para que renuncie, el gobernador Ricardo Rosselló se dirigió a los habitantes de Puerto Rico el 16 de julio, la mañana posterior a las protestas multitudinarias que sacudieron las calles de la capital, San Juan, y se negó a renunciar a su cargo a pesar de lo que él reconoció como un amplio descontento popular.
“Entiendo perfectamente que era un mensaje en contra de mi persona”, dijo en una prolongada conferencia de prensa en la mansión del gobernador. Sin embargo, agregó:
“Yo voy a continuar en mi trabajo y mi responsabilidad con el pueblo de Puerto Rico”.
Legisladores del gobernante Partido Nuevo Progresista de Rosselló habían dicho que estaban dispuestos a darle tiempo de reflexionar en medio de una crisis política que ha rebasado a su gobierno.
Rosselló dio señales el 16 de julio de que había decidido permanecer en el puesto, aunque no dijo si contendería por la reelección en 2020 como estaba planeado.
La actual convulsión política en la isla, incluidos los arrestos por corrupción federal de la semana pasada, causó que la Casa Blanca argumentara el 16 de julio que el presidente estadounidense, Donald Trump, había estado en lo correcto al calificar la administración de Rosselló como incompetente. Puerto Rico busca miles de millones de dólares en fondos federales para la recuperación del huracán María.
“Los desafortunados acontecimientos de la semana pasada en Puerto Rico prueban que las preocupaciones del presidente sobre malos manejos, politización y corrupción han sido válidas”, dijo en una declaración Judd Deere, portavoz de la Casa Blanca.
“Seguimos comprometidos con la recuperación de Puerto Rico y firmes respecto a proteger a los contribuyentes y a los sobrevivientes de Puerto Rico de la corrupción política y el abuso financiero.
En respuesta a la Casa Blanca, Rosselló dijo que la corrupción ha plagado gobiernos en todos lados, no solo en Puerto Rico aunque concedió que ha sido un problema “históricamente” en la isla.
“La corrupción es un mal social”, dijo. “Es un mal social en el sector privado, es un mal social en el gobierno local, es un mal social en el gobierno federal”.
Rosselló al parecer busca comprar tiempo políticamente para intentar mantenerse en el poder, tal vez a la espera de que se calme el furor del público. Restó importancia a los cuestionamientos sobre su posible juicio de destitución, al indicar que eso sería una reacción exagerada.
“Yo no he cometido acto ilegal”, dijo. “Yo cometí unos actos impropios”.
Rosselló se refería a una conversación grupal que el gobernador y once de sus principales asistentes mantenían en la aplicación de mensajería Telegram. Cientos de páginas de mensajes de la conversación fueron filtradas durante el fin de semana.
En el chat de Telegram, los hombres escribieron despectivamente y a menudo de manera profana sobre distintas personas, incluyendo a líderes de su propio partido; críticos políticos; miembros de la comunidad LGBT; los medios; un joven obeso que conoció al gobernador y un secretario de gabinete invidente. La conversación también revela una cómoda relación entre Rosselló y exmiembros del personal que ahora representan intereses especiales.
Rosselló dijo el martes que su equipo ejecutivo había realizado un “análisis legal” para determinar que nada de lo que fue discutido en la conversación era ilegal. Sin embargo, de manera confusa, también calificó el análisis como uno que fue hecho para él personalmente, y que no se publicaría.
Rosselló defendió las acciones de la policía durante las tensas protestas nocturnas del 15 de julio, las cuales culminaron en tres horas de enfrentamientos entre manifestantes y policías, que lanzaron gas lacrimógeno, gas pimienta y balas de goma contra una multitud enardecida de varios miles de personas.
Varios videos de las confrontaciones parecían mostrar duras respuestas de parte de las fuerzas de seguridad hacia miembros no identificados de la ciudadanía.
Los manifestantes formaron un contingente para avanzar hacia la mansión del gobernador, que no estaba en la residencia en ese momento, y alguien prendió fuego a un bote de basura. Los manifestantes gritaron: “¡Somos más y no tenemos miedo!”.
Las autoridades dijeron que realizaron cinco arrestos y que veintiún policías resultaron heridos.
Rosselló y sus asistentes aseguran que algunos manifestantes lanzaron recipientes de gas lacrimógeno a los policías. Sin embargo, el gobernador dijo que su comisionado de la policía, Henry Escalera, había hablado al calor del momento cuando declaró en medio del enfrentamiento que los policías “defenderían la democracia hasta la última gota de sangre”, una declaración que algunos manifestantes consideraron como demasiado agresiva.
Se planean más protestas para el 17 de julio. Se espera que atraigan a celebridades que han solicitado la salida de Rosselló.