La Habana: la ciudad detenida…VIDEO!!!

780

Es la ciudad que prometió cambiarlo todo gracias a la revolución. Y la que ahora, en nombre de esa misma revolución, frena todo cambio. Quizá sea la capital más hermosa del idioma español. Y a la vez es un lugar roto y triste, lleno de contradicciones, donde cobra más un taxista que un médico y el tiempo parece haberse parado hace varias décadas. Cuarta entrega de una serie en la que martín Caparrós toma el pulso a grandes urbes de Latinoamérica.

–Yo quiero vender Cuba, pero diferente. Que no sea solamente las paredes rotas, esos carros, la ropa en los balcones, la negra en la ventana, el perrito, el tabaco; nuestra imagen es eso. Te lo digo con conocimiento de causa; yo he trabajado con Chanel, con Vogue, y ellos siempre vienen buscando lo mismo. Yo quiero mostrarles que tenemos muchas otras cosas, playas, paisajes, montañas, gente extraordinaria, pero no hay caso; solo pueden ver eso.
Hace ya 30 años, a sus 10, Luis Mario era un niño comunista –un pionero– con todos los honores: hijo de militares de alto rango, educado, entrenado, se sabía todos los catecismos y podía desarmar una kalashnikof con los ojos cerrados.
–Cuando era niño todos teníamos esos grandes ideales comunistas; después empiezas a conocer mundo y te das cuenta de que hay muchas cosas que repensar.
Hace 20, a sus 20, Luis Mario empezaba a ser fotógrafo y se hacía unos dólares armando vacaciones para italianos ricos que venían a disfrutar La Habana.
–Eso me permitió tener un poder adquisitivo importante, entender el poder del dinero.
Después sus amigos le consiguieron acomodo en Roma: fotografiaba moda y arquitectura, viajaba, se divertía, vivía mucho mejor que lo que nunca había imaginado. Al cabo de diez años volvió a La Habana para ocuparse de su madre –y buscarse la vida.
–La ciudad no había cambiado mucho. Pero justo entonces empezaron a abrirse cosas, pareció que se iba a poder emprender… Aunque después mucho de lo que se anunciaba no se concretó, fue un momento histórico, a bastantes nos cambió la vida.
En Cuba no existía, entre otras cosas, la publicidad. Luis Mario descubrió que esos jóvenes que fabricaban y trataban de vender nuevos productos –camisetas, zapatos, restaurantes, tours, estéticas–, necesitaban fotógrafos, diseñadores, publicistas, y armó su productora. Pero sus imágenes no tenían soporte; para dárselo produjo también una revista digital sobre bellezas, fiestas, mercancías, frivolidades varias: Vistar Magazine. Fue el primer medio no estatal en medio siglo.