Las células cancerosas son un grupo hambriento, que requieren cantidades relativamente grandes de energía para alimentar sus exigentes metabolismos. Hay una molécula particular que es fundamental para este proceso, que convierte los nutrientes en combustible para impulsar el rápido crecimiento de las células. Una nueva investigación realizada en la Universidad de Basilea describe un cóctel de medicamentos que tiene el efecto de poner esto fuera de acción, lo que hace que las células cancerosas se marchiten y mueran.
Los científicos moleculares de la Universidad de Basilea en realidad descubrieron hace dos años que un medicamento para la diabetes comúnmente usado podría combinarse con un medicamento para la hipertensión de 50 años de edad para inhibir el crecimiento del tumor. Nombrados metformina y sirosingopina, respectivamente, los científicos sabían de antemano que la primera tenía algunas propiedades anticancerígenas, pero solo al mezclarla con la última parecía tener algún efecto significativo.
Ahora han llevado a cabo experimentos de seguimiento en ratones para comprender mejor cómo este proceso frena el crecimiento del cáncer, y se centra en una molécula llamada NAD + que es fundamental para convertir los nutrientes en energía. La NAD + se produce a través de dos vías celulares, una de las cuales se sabía que bloqueaba la metformina. El otro, ahora se ha encontrado, puede cerrarse por la capacidad de la syrosingopine de causar cuellos de botella en algunas áreas clave.
“Para mantener en funcionamiento la maquinaria generadora de energía, NAD + debe generarse continuamente desde NADH”, explica Don Benjamin, primer autor del estudio. “Interesantemente, tanto la metformina como la syrosingopina previenen la regeneración de NAD +, pero de dos maneras diferentes”.