ROSTOV DEL DON. Primero fue Alemania. Después, Argentina. Más tarde, España. Y, este lunes, cuando parecía que Bélgica sería una nueva selección favorita en ser eliminada del Mundial de Rusia-2018 contra todo pronóstico, un contragolpe en el último segundo certificó una remontada que parecía imposible unos minutos antes.
Japón formaba parte por méritos propios del club de los ‘matagigantes’, que estrenó Corea del Sur en la fase de grupos al dejar afuera a la vigente campeona y continuó el domingo Rusia al batir al ganador en Sudáfrica-2010 en la tanda de penales.
Bélgica, que derrotó a Inglaterra en el último encuentro de su llave y acabó como líder, se medía a una escuadra asiática teóricamente inferior. Al menos en las apuestas. Pero ese favoritismo tardó poco en esfumarse.
Los ‘Diablos Rojos’ del técnico español Roberto Martínez, uno de los que mejor fútbol había desplegado en la primera instancia, gozó de numerosas oportunidades en la primera mitad pero no fue capaz de materializarlas.
Ni Eden Hazard, ni Dries Mertens ni Romelu Lukaku, uno de los nombres propios del Mundial, lograron atravesar la red del arquero nipón Eiji Kawashima en la primera mitad y, en la segunda, se invirtieron las tornas… hasta el tiempo de descuento.
Japón aguantó las embestidas de sus contrincantes con estoicismo sabiendo que llegaría su oportunidad. Bien plantados en el terreno de juego, con las líneas juntas y una sólida preparación táctica, los asiáticos aguantaron como héroes y golpearon a continuación con la fuerza de 11 samuráis.
Así, tras el paso por los vestuarios, Genki Haraguchi adelantó a los japoneses a los 48 minutos y Takashi Inui amplió la ventaja poco después (52). Los belgas se miraron desconcertados, preguntándose si de verdad iban a ser los próximos en abandonar Rusia por la puerta de atrás.
– Chadli al rescate –
Como un jarro de agua fría, el golpe zarandeó a los europeos. Estaban a poco más de media hora de despedirse de un Mundial en el que eran favoritos por los méritos propios de su estilo de juego.
Martínez movió el banco, sacudió el árbol y, éste, dio sus frutos primero gracias a una genialidad de Jan Verthongen (69) y luego con un cabezazo de Marouane Fellaini (74), que aprovechó su superioridad física para imponerse a los zagueros nipones.
Cuando el choque parecía abocado a la prórroga, Japón lo apostó todo a la victoria y se encontró instantes después con la eliminación. Bélgica, con más experiencia, esperó, lanzó un contragolpe fulgurante y Nacer Chadli definió el 3-2 definitivo para llevar la locura a su país.
“Hoy se trataba de seguir adelante. Estoy muy orgulloso de estos jugadores. A estos futbolistas les importa. En un Mundial no se trata de ser perfectos sino de seguir adelante y de ganar”, dijo Roberto Martínez tras la contienda.
Del 0-2 al 3-2 final en la remontada del campeonato. De la felicidad de unos a las lágrimas de los otros, que se habían visto en cuartos y se marcharon desconsolados. La magia del Mundial de Rusia-2018, uno de los más imprevisibles que se recuerdan.