La capital de Haití, Puerto Príncipe, se encuentra paralizada este lunes tras un ataque de la policía contra un cuartel militar en reclamo de mejores condiciones laborales, que derivó en un tiroteo que dejó al menos dos muertos y una decena de heridos.
Con las principales arterias de la ciudad bloqueadas, otras calles desiertas y una actividad comercial prácticamente nula, Puerto Príncipe quedó prácticamente aislada del resto del país.
Este lunes, la policía, responsable del orden público, no había tomado aún ninguna medida para controlar la situación. De hecho, algunos de los oficiales que participan en las manifestaciones llegaron a tomar los propios vehículos de su fuerza para bloquear calles.
El ejército dijo, por su parte, que su sede principal había sido atacada el domingo por personas armadas que utilizaban máscaras.
“Estamos bajo sitio. Nos están atacando con todo tipo de armas. Rifles de asalto, cócteles Molotov, gas lacrimógeno”, dijo el general Jodel Lessage a la AFP durante el ataque.
Los soldados respondieron con fuego, según el oficial, que no divulgó cifras de víctimas ni pudo precisar cuántas personas se encontraban en la sede, ubicada cerca del palacio presidencial, en el momento del ataque.
En una declaración emitida a última hora del domingo, el gobierno canceló la celebración del carnaval, que estaba programada desde el domingo hasta este martes, para evitar un “baño de sangre”.
Esta cita ineludible de la vida cultural de esta castigada nación ya había sido suspendida el año pasado.
Los policías de Haití llevan meses reclamando mejores condiciones para realizar su trabajo y exigen el derecho a sindicalizarse para asegurar la transparencia de los diálogos con la cúpula policial.
La semana pasada, algunos efectivos tomaron las calles, bloqueando la circulación e incendiando autos.
El sábado, el presidente, Jovenel Moise, anunció medidas para aliviar la crisis, entre las que se incluye la creación de un fondo de compensación para familias de policías que mueren en cumplimiento de sus tareas y otro fondo para proporcionarles a los oficiales un seguro médico.
Desde comienzos de 2020, Haití ha registrado un marcado incremento en los secuestros y las luchas entre bandas criminales, que suelen montar peajes en las rutas.
En septiembre de 2019, la escasez de combustible acentuó la crisis del país y generó violentas protestas callejeras en las que se exigió la renuncia del presidente Moise, quien asumió el gobierno en febrero de 2017 tras obtener la victoria en comicios que la oposición señala como dudosos. También pesan sobre el mandatario acusaciones de corrupción.
En Haití, donde viven 11 millones de habitantes, tres quintas partes de la población se encuentran por debajo del umbral de pobreza.