Andrew Whittle, propietario de un Tesla Model 3 en el que se desplazaba por las inmediaciones del parque nacional de Los Glaciares, en el estado de Montana (EE.UU.), estuvo a punto de arrollar a una familia de osos que se atravesó en la carretera.
El vehículo iba a 80 kilómetros por hora y con el piloto automático activado, pero incluso en la oscuridad detectó de manera automática los cuerpos en movimiento y paró por completo a unos 10 metros de una mamá osa y sus dos oseznos.
“La mamá inmediatamente saltó al medio de la carretera para interponerse entre nosotros y sus cachorros. Luego nos lanzó una mirada de esas que matan, hasta que dimos marcha atrás y nos alejamos de sus dos crías”, contó Whittle.