El «general Armagedón, el “general de hielo», el «carnicero de Siria» (uno más). El general Sergei Surovikin recibe muchos apodos terribles por su desempeño en el campo de batalla, sobre todo durante la guerra de Siria.
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El nuevo comandante ruso en Ucrania se ha caracterizado por un desprecio absoluto por la vida humana de aquellos a los que considera enemigos de Rusia -da igual si son soldados o civiles- y por una concepción de las leyes de la guerra como algo orientativo que no le obliga a nada.Su misión en Ucrania será frenar la contraofensiva ucraniana y poner fin a los problemas que afectan al Ejército ruso desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
Putin confía en él por dos motivos: necesita un general implacable que ponga orden entre la pusilánime oficialidad rusa, y necesita un experto en logística que resuelva el caos en que se han convertido las líneas de suministro rusas.De todos los apodos citados el que más éxito ha tenido es el de «general Armagedón», por el despiadado desempeño de sus funciones como comandante de las fuerzas rusas en Siria, etapa en la que, además, hizo buenas migas con el Grupo Wagner.El jefe del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, figura muy cercana a Putin, afirmó que «Surovikin es el comandante más competente del Ejército ruso».
En Siria, precisamente, supervisó personalmente los sistemáticos bombardeos rusos para destruir la ciudad de Alepo en 2016, donde los rebeldes se habían hecho fuertes.Para ello, no dudó en emplear sin disimulo armamento prohibido, como bombas de racimo y bombas incendiarias.
En la campaña rusa en Alepo supervisada por Surovikin murieron 600 civiles, entre ellos, decenas de niños.Su nombramiento como máximo responsable de las tropas rusas en la guerra de Ucrania muestra el camino que seguirá Rusia a partir de ahora, y que ya se pudo ver el lunes con el bombardeo masivo contra varias ciudades ucranianas.
Según un informe de Human Rights Watch de 2020 citado por The Guardian, el general Surovikin dio orden a sus tropas en Siria de atacar «casas, escuelas, centros médicos y mercados».No eran objetivos militares, eran objetivos civiles. Su ataque perseguía un objetivo concreto: aterrorizar a la población civil allí donde viven, trabajan y estudian.
«Sus manos están cubiertas de sangre ucraniana. No me sorprende lo que ha sucedido en Kiev. Surovikin es un ser absolutamente despiadado, con absoluto desprecio por la vida humana», dijo a The Guardian un antiguo funcionario del ministerio de Defensa ruso.El general Surovikin tiene una trayectoria de acciones sádicas y de mano dura militar.
En 1991 participó en el intento de golpe de Estado orquestado por la KGB para tratar de revertir el desmantelamiento de la Unión Soviética.Durante aquel intento de golpe de Estado, no dudó en ordenar cargar a la división de tanques bajo su mando contra los manifestantes prodemocracia y causar numerosas víctimas aplastadas bajo las orugas de los blindados.Su crueldad se dirige también a sus subordinados, a los que trata con absoluto desprecio.
En 2004 un coronel a sus órdenes se suicidó al no ser capaz de seguir sometido a la ira del general.Gleb Irisov, un exteniente de la fuerza aérea rusa que conoce bien al nuevo comandante de las tropas rusas en Ucrania, explicó a The Guardian que Surovikin «es muy cruel, pero también es un comandante competente. Sabe supervisar y optimizar las diferentes ramas del Ejército», por eso lo ha elegido Putin.Sin embargo, en opinión de Irisov, Surovikin fracasará donde fracasaron sus predecesores: «A Rusia le faltan armas y mano de obra».
El nombramiento del general Surovikin busca también contentar al ala más dura del ultranacionalismo militarista ruso, deseosos de un militar de mano de hierro que de el impulso que necesita Rusia para ganar la guerra.
Uno de los principales promotores de la invasión, y crítico con el Kremlin por los continuos fracasos del Ejército ruso, el líder checheno Ramzán Kadírov, afirmó sentirse satisfecho con el nombramiento de Surovikin y con la primera acción del Ejército ruso bajo su mando, el bombardeo contra civiles en Kiev y otras ciudades ucranianas.«Ahora sí estoy un cien por cien contento con la marcha de la operación militar especial», declaró el presidente de la república caucásica federada a Rusia.