En esta época del año, Sevilla, se transforma en uno de los mayores naranjales de Europa. Pero sus famosas naranjas amargas se caen de los árboles sin que nadie las consuma. Solo una parte se exporta al Reino Unido, donde se convierten en mermelada.
David Guevara, del Ayuntamiento de Sevilla:
“Es uno de los árboles que más representa la imagen de la ciudad, y uno de sus atractivos turísticos. Sobre todo, por el olor a azahar en primavera que hace que mucha gente venga a la ciudad (de Sevilla). Pero también, cuando la fruta cae al suelo, genera dificultades y muchos problemas a los ciudadanos.”
Así que la empresa de aguas de Sevilla, (Emasesa,) ha puesto en marcha un plan piloto que utiliza los cítricos de las calles para generar energía limpia que haga funcionar una de sus depuradoras.
El jefe del departamento de medioambiente, Benigno López explica cómo:
“Mira, es un proceso muy sencillo: El 50% de esa naranja es zumo. A través de ese zumo generamos un gas rico en metano que utilizamos para producir energía a través de un motor de cogeneración. Es un proceso muy sencillo. Es un proceso que no requiere ningún tipo de aditivos y es un proceso medioambientalmente controlado y que cierra la economía circular de los residuos urbanos, lo que significa también que esta instalación contribuye a la mitigación del cambio climático mediante la autosuficiencia energética.”SPONSORED CONTENTEV Charge: Electric mobility accessible wherever and whoever you are!Total is committed and investing in the development of electric mobilityAd by Total
Con una tonelada de naranjas se produce electricidad para cinco hogares durante un día. Emasesa afirma que si se recogieran todas las naranjas de Sevilla, se podrían abastecer 73.000 hogares
Actualmente la energía generada se usa para alimentar una planta depuradora que suministra agua potable a la capital de Andalucía.