En Europa, no solemos pensar en las algas como alimento. Nuestra industria de algas es todavía relativamente pequeña, y depende principalmente de la recolección de algas silvestres.

Pero eso pronto va a cambiar, ya que los recursos en tierra firme están bajo una creciente presión. Esta granja de algas orgánicas en los Países Bajos podría ayudarnos a imaginar una industria costera en auge de un futuro no muy lejano.

Los alimentos marinos -incluidas las algas- serán cada vez más importantes para la seguridad alimentaria mundial, según la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

Con métodos de cultivo sostenibles, podemos aumentar nuestra producción de algas sin dañar el ecosistema marino. Como fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes y proteínas, las algas encajarían muy bien en una visión de un sistema alimentario sostenible para Europa.

Y pueden proporcionar algo más que alimentos. Las granjas de algas marinas contribuyen a la captura de carbono, mitigando el cambio climático. Las algas en los piensos pueden reducir la dependencia de Europa de la soja importada y contribuir a la lucha contra la deforestación.

En consonancia con el Acuerdo Verde Europeo, el cultivo de algas puede apoyar el crecimiento económico sostenible, el empleo y la bioeconomía en las regiones costeras y en toda Europa. Por ello, la Unión Europea incluyó un apoyo específico al sector de las algas en su estrategia “De la granja a la mesa”.