El escritor y periodista cubano Carlos Manuel Álvarez fue liberado esta noche después de seis horas en comisaría donde había sido conducido por dos agentes de la Seguridad del Estado. Carlos Manuel Álvarez, en arresto domiciliario desde finales de noviembre, fue detenido este lunes en la ciudad de Cárdenas, provincia de Matanzas, por dos policías vestidos de civil que le impidieron salir de su casa y se lo llevaron a dependencias policiales sin mostrar orden de detención alguna.
Álvarez se había negado a regresar a su domicilio después de 17 días bajo un arresto domiciliario no declarado durante el que ha estado obligado a encerrarse en casa de su abuela sin razones legales o médicas que lo justifiquen.
Una camioneta blanca se llevó detenido al escritor, cuando decidió abandonar el domicilio. Nada más salir a la calle, dos agentes impidieron que siguiera caminando y le forzaron a entrar nuevamente en su casa. Cada vez que intentaba avanzar, el agente le impedía el paso y le obligaba a regresar. Después de diez minutos y, ante la resistencia de este a volver al domicilio, fue detenido a las cinco de la tarde y conducido a comisaría de donde saldría seis horas después.
La detención de Carlos Manuel Álvarez es el último episodio de la persecución a la que están siendo sometidos quienes a finales de noviembre participaron en el Movimiento San Isidro, el grupo de activistas que se encerró en un edificio del barrio San Isidro de La Habana en protesta por la detención del rapero Denis Solís y las restricciones a la libertad de expresión del Gobierno de Miguel Díaz-Canel.
Desde la disolución por la fuerza del Movimiento, Álvarez fue obligado a quedarse en casa con la excusa de cumplir la cuarentena por la emergencia sanitaria de la covid-19, a pesar de que las pruebas PCR que se ha efectuado han dado negativas y de que no hay orden de detención ni limitación legal alguna a la movilidad.
Carlos Manuel Álvarez, escritor, director de El Estornudo y colaborador de EL PAÍS, llegó a finales de noviembre a Cuba para sumarse a la huelga del grupo de activistas y desde entonces, además del arresto domiciliario, fue interrogado durante tres horas y atacado en la televisión nacional.
Este lunes, horas antes de su detención, el escritor describió como de ”ciencia ficción”, la situación por la que estaba pasando: “No he salido más de la casa de mi abuela, barrio Fundición, desde que el pasado 4 de diciembre intenté llegar a mi casa a ver a mi madre y la policía política me interceptó en el camino. A partir de ahí, he tenido patrullas custodiando la cuadra, agentes en las esquinas, un puesto de mando en la casa de la vecina del frente, donde han instalado, cree mi familia, una cámara detrás de la ventana o algún equipo de escucha, cosas locas así. Suena a ciencia ficción en una comarca donde lo único que hay es pan y paletica de helado”, escribió en su página de Facebook.
Por su parte, la revista El Estornudo que dirige, exigió desde el primer momento su liberación y denunció que lo ocurrido “desnuda una vez más la sistemática violación de los derechos cívicos y políticos en la isla, y sobre todo la catadura moral de un régimen que busca acallar por todos los medios las opiniones disidentes y los actos libres de sus ciudadanos”, señaló en su página de Facebook. A la petición de inmediata libertad se sumó un grupo de escritores latinoamericanos quienes en redes sociales protestaron por su detención.