Green Japan, el programa que explora el innovador proyecto de Japón hacia la neutralidad de carbono, contempla cómo el ‘país del sol naciente’ es pionero en el reciclaje de carbono para reducir las emisiones de CO₂, antes de que entren en la atmósfera.
El dióxido de carbono es la principal causa del calentamiento global. En el área occidental del puerto de Tomakomai, Japón ha demostrado que se puede capturar y almacenar el CO₂. Los expertos confían en que la tecnología implantada en el Centro de Proyectos de Captura y Almacenamiento de dióxido de carbono de Tomakomai, será crucial para alcanzar cero emisiones netas en Japón y en todo el mundo.
“CAC es un acrónimo de Captura y Almacenamiento de dióxido de carbono. Es una tecnología destinada a prevenir el calentamiento global mediante la captura del CO₂ generado por la actividad industrial y su almacenamiento en el subsuelo”, declara Nakajima Toshiaki, presidente de la compañía Japan CCS (en español las siglas corresponden a CAC).
La ‘fuente de CO₂’ es una instalación de suministro de gas en la refinería Idemitsu Kosan Hokkaido, adyacente al Centro de Captura y Almacenamiento de dióxido de carbono de Tomakomai. Las emisiones que contienen CO₂ se envían, por una tubería, a la instalación de captura.
“Recibimos un máximo de 25 toneladas de CO2 por hora, lo que equivale a 600 toneladas al día. Nuestro objetivo era procesar 100 000 toneladas en un año. Hace dos años, logramos inyectar 300 000 toneladas”, afirma Yamagishi Kazuyuki, director de Relaciones Públicas del Centro CAC de Tomakomai.
Una vez que las emisiones que contienen CO₂ llegan a la planta de captura, el CO₂ se separa de esas emisiones y se captura mediante absorción química dentro de tres torres, que son las principales instalaciones del Centro CAC. Entonces, se procede al almacenamiento del CO₂.
“El CO₂ capturado se envía a la entrada de este pozo, después de aplicar una cierta presión. A través de esta tubería, el CO₂ se envía a las capas geológicas del fondo marino”, añade Yamagishi Kazuyuki.
Los dos pozos de inyección del proyecto se perforaron, desde tierra firme, hacia los yacimientos del lecho marino. Uno de los pozos se dirigió hacia una capa de arenisca comprendida en profundidades de entre 1 000 y 1 200 metros. El otro pozo alcanzó una capa volcanoclástica localizada entre 2 400 y 3 000 metros de profundidad.
Las autoridades japonesas están convencidas de que esta tecnología se convertirá en un enfoque clave para reducir el impacto del calentamiento global, una vez que llegue a la fase de aplicación.
“La Agencia Internacional de la Energía calcula que en 2050 tendremos que ser capaces de almacenar más de 7 000 millones de toneladas de CO₂ al año, con sistemas de captura y almacenamiento de carbono (CAC) para alcanzar cero emisiones netas. Esto permitiría utilizar los combustibles fósiles de forma más limpia, o capturar el CO₂ directamente de la atmósfera y almacenarlo bajo tierra”, explica Nakajima Toshiaki.
Hemos visto cómo se puede capturar el CO₂ antes de que entre en la atmósfera y almacenarlo en el suelo. Pero Japón, además, ha encontrado una forma de utilizar el CO₂ para producir un hormigón con dióxido de carbono negativo, el CO₂-SUICOM.
“El hormigón ordinario emite aproximadamente 288 kilogramos de CO₂ por metro cúbico durante su producción, pero el CO₂-SUICOM ha logrado obtener una emisión de -18 kilogramos”, señala Watanabe Kenzo, director general del grupo de hormigón y materiales de construcción del Instituto de Investigación Técnica Kajima.
El SUICOM ya se ha utilizado para construir paredes, paneles de techo y bloques intercalados. En un futuro próximo, los desarrolladores pretenden aplicar esta tecnología a una gama más amplia de materiales de construcción. El hormigón con emisiones negativas de dióxido de carbono podría utilizarse como un hormigón común, ya mezclado, para su uso en obra. Esto abriría una nueva vía ecológica para la construcción.
Se trata del primer hormigón del mundo que no solamente es carbono negativo, sino que, además, es capaz de absorber CO₂ durante el proceso de fraguado. La clave para que esto se produzca es añadir un material especial, que es un subproducto químico, y luego exponer el hormigón al CO₂.
“Utilizamos dióxido de carbono en lugar de agua para el proceso de fraguado del CO₂-SUICOM. El CO₂ se inmoviliza poniéndolo en contacto con el hormigón, cuando aún se está endureciendo. Añadimos una mezcla especial ‘γC2S’, que llamamos ‘polvo mágico’, ya que solidifica una gran cantidad de CO2. Cuanta más producción de este ‘hormigón mágico’ logramos, más se reduce elCO₂ de la atmósfera”, añade Watanabe Kenzo.
Este hormigón ecológico ya se ha utilizado en todo tipo de infraestructuras y proyectos de construcción, como material prefabricado. Es el caso de los bordillos de una carretera principal, cerca de la ciudad de Masuda, en la prefectura de Shimane. Los promotores esperan aplicar esta tecnología a una gama más amplia de materiales, en el futuro. Y confían en que esto abra un camino más ecológico para la construcción.
El programa Green Japan nos permite conocer las avanzadas tecnologías de Japón para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y observar cómo comparte su experiencia con los países en desarrollo, concluye el periodista de Euronews, Jeremy Wilks.