Las huellas de varios días de violencia, con decenas de muertos y más de 4 000 detenidos, son visibles en las calles de Almaty, la antigua capital de Kazajistán. Los disturbios han cesado tras la orden de “disparar a matar” dada por el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, y el despliegue en el país de un contingente militar comandado por Rusia.
Aun así, en Almaty los tiroteos continuaron este sábado y la gente teme salir a las calles. Un hombre muestra la bala que ha impactado en su coche. “Ocurrió a las ocho de la mañana. El disparo vino desde la oficina del alcalde”, relata.
Purga en los órganos de seguridad del Estado
El poder ignora las razones detrás de las protestas sociales y achaca la crisis a un intento de golpe de Estado. De hecho, ha puesto en marcha una purga en los órganos de seguridad. El exjefe del Comité de Seguridad Nacional, Karim Masímov, destituido junto al resto del Gobierno el pasado 5 de enero, ha sido detenido por alta traición, como presunto organizador de los disturbios.