Coche eléctrico no significa ausencia de contaminación, aunque sea indirecta.
La tendencia a que cada vez más conductores estén al volante de un coche eléctrico se supone que ayudará a salvar el planeta, pero no está exento de consecuencias medioambientales.
Los materiales necesarios para fabricar las baterías de los coches y otras tecnologías impulsan la extracción de cobalto, níquel y litio en las profundidades marinas.
Los científicos advierten que el aumento de la demanda tendrá un efecto negativo en los ecosistemas oceánicos.
Douglas McCauley, profesor de ciencias oceánicas del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California en Santa Bárbara asegura que_”Ahora mismo no hay minerales extraídos de los fondos marinos, o que se extraigan del océano que estén en mercado, pero estamos viendo un esprint ahora mismo para abrir estos mercados, para obtener estos minerales del océano para abastecer cadenas de suministro que se utilizan para construir baterías para los vehículos eléctricos. Así que este es el momento en el que tenemos que decidir, y de hecho tenemos una oportunidad muy especial para decidir, antes y no después, si el impactosque la minería en el océano podría suponer para la salud y los ecosistemas oceánicos merece la pena”.
La venta de vehículos eléctricos en Europa se duplicó en 2020
Según la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles, pese a que la crisis sanitaria redujo un 25 por ciento las ventas en el mercado europeo, los vehículos híbridos y los eléctricos superaron por primera vez a los modelos diésel en Europa en el cuarto trimestre, con más de 900.000 unidades vendidas.
En 2020, los modelos de vehículos de gasolina representaron el 47% de las ventas, seguidos de los de diésel (28%), híbridos (11,9%) y eléctricos – híbridos.