Un grito de auxilio sacude a los bancos de alimentos en Estados Unidos, que temen no poder satisfacer la demanda de los más necesitados en estas últimas semanas del año. A la crisis relacionada con la pandemia y la escasez en la cadena de suministro que asola a muchas economías del mundo, se suma un aumento de precios que pocos recuerdan.
“Nuestros bancos de alimentos están viendo precios que son entre dos y tres veces superiores a los de hace sólo nueve meses“, explica Katie Fitzgerald, presidenta y directora de operaciones de ‘Feeding America’.
La organización asegura que desde el inicio de la pandemia unos 60 millones de personas accedieron al sistema de alimentos de beneficencia en Estados Unidos.
Personas como Ita Espinoza, que luchan cada día para llevar alimentos a sus familias. “Vengo aquí porque necesito comida para mi familia. ¿Sabe por qué? Porque las tiendas son muy caras y mi dinero no alcanza”, lamenta.
Los altos precios condicionan la cesta de la compra de las familias y comunidades desfavorecidas. Ante la proximidad de fiestas como las de Acción de Gracias y Navidad, hay que hacer algunos sacrificios.
Martha Hasal dice que “va a ser un Día de Acción de Gracias caro. El pavo no va a costar como antes, y no van a renunciar a él. Pero gracias a Dios han dado pollos, así que vamos a conseguir eso para nuestras familias”.
Parece poco probable que la situación mejore a corto plazo. La mayoría de los expertos creen que la crisis de escasez global tardará meses en resolverse. Mientras tanto, los precios siguen oscilando en función de la ley de oferta y demanda.