El toque de queda impuesto en varias ciudades estadounidenses no ha logrado atajar los disturbios y la extrema tensión generada por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de la policía. En numerosos localidades se han vuelto a registrar este sábado enfrentamientos nocturnos entre manifestantes que denuncian el racismo policial y las fuerzas del orden, un escenario caótico salpicado de incendios, destrozos y saqueos en el que ya han muerto al menos dos personas.
Las autoridades de ciudades como Atlanta o Mineápolis, donde murió Floyd después de que un policía le aplastara el cuello con su rodilla durante casi nueve minutos, han multiplicado los llamamientos a la calma.
“La situación en Mineápolis ya no tiene nada que ver con el asesinato de George Floyd. Se trata de atacar a la sociedad civil, de infundir miedo y de perturbar nuestras grandes ciudades”, afirmaba Tim Walz, gobernador del Estado de Minesota.
El policía que detuvo a Floyd ha sido acusado de homicidio involuntario y ha sido expulsado del cuerpo. También han perdido su empleo otros tres agentes que presenciaron los hechos sin inmutarse. El presidente estadounidense ha condenado los hechos y, al mismo tiempo, ha prometido mano dura para atajar los disturbios.
Sin embargo, nada de esto logra atajar la rabia acumulada durante décadas. Según las estadísticas, un ciudadano afroamericano tiene tres veces más posibilidades de morir a manos de la policía que un ciudadano de raza blanca. Y la abrumadora mayoría de estas muertes quedan impunes.
El alcalde de Nueva York justifica a la policía y rechaza el toque de queda
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, salió esta noche en defensa de la actuación de la policía de la ciudad ante las manifestaciones de protesta por la muerte con tintes racistas de George Floyd, ocurrido el lunes pasado en Mineápolis, rechazando las críticas por un incidente en Brooklyn en el que dos vehículos patrulla arrollaron a un numeroso grupo de manifestantes.
En un video en las redes sociales se puede apreciar como un grupo de unos 30 manifestantes cierran el paso a un vehículo de la policía con unas vallas, le lanzan botellas, bolsas de basura y otros objetos y, tras la llegada en apoyo de otro coche patrulla, arrolla a una docena de personas, mientras que el segundo vehículo hace lo propio con algo menos de fuerza.
Por el momento no hay información fiable sobre heridos, si bien la congresista demócrata Alexandria Ocasio Cortez dijo en un mensaje en Twitter que los agentes de los vehículos “podrían haberlos matado y no sabemos cuántos fueron lesionados”, al tiempo que reclamó que los oficiales al mando de los coches patrulla “sean llevados ante la justicia”, y que no se solucione el problema de forma interna.
Los Ángeles entra en toque de queda mientras se mantienen los disturbios
La ciudad de Los Ángeles, la segunda más populosa de EE.UU. inició el sábado por la noche un toque de queda mientras se mantienen los disturbios en varios puntos de la ciudad en protesta por la muerte del afroamericano George Floyd en Mineápolis esta semana.
Tras innumerables saqueos en las últimas horas, el alcalde de la ciudad, Eric Garcetti, ordenó este sábado el toque de queda en la ciudad para tratar de controlar las violentas protestas y la Policía local ha desplegado a toda su fuerza esta noche para intentar apaciguar la situación.
Inicialmente, el alcalde había declarado el toque de queda desde las 20.00 hora local (03.00 GMT del domingo) para el centro de la ciudad, sin embargo tras los hechos violentos del Distrito de Fairfax amplió las ordenes a toda la ciudad.
Hay pequeños incendios en las calles y en el centro de la ciudad, la zona más afectada por los disturbios, cadenas de tiendas, farmacias y varios negocios fueron saqueados.
Al igual que otro dirigentes locales y estatales de otras partes del país, donde se repiten similares protestas, Garcetti se vio obligado a pedir la ayuda de la Guardia Nacional para controlar la situación, confirmó a medios locales el jefe del Departamento del Alguacil del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva.
Según el jefe policial, unos 500 soldados llegarían a Los Ángeles a ayudar con las labores para restaurar la paz en la ciudad.