“No al sanmartín del agua, el aire y la tierra argentinos”… Cientos de personas se manifestaron el lunes en Buenos Aires para denunciar un acuerdo en ciernes para abastecer de carne de cerdo a China, cuya producción quedó diezmada hace dos años debido a la gripe porcina africana.
El pacto prevé la construcción de una veintena de gigantescas granjas de cerdos en Argentina, instalaciones muy dañinas para el medio ambiente.
Producirán casi un millón de toneladas de carne en los próximos cuatro años y supondrán una importante fuente de ingresos para un país en bancarrota (las inversiones se acercarán a los 4.000 millones de dólares y se crearán más de 9.500 empleos directos), pero este argumento es falaz para animalistas y ecologistas:
“Estamos cuestionando un modelo de producción basado en la contaminación, el saqueo y el envenenamiento de la naturaleza y de los seres humanos. ¿En qué se ve reflejado? En este acuerdo “ecocida” que quieren hacer con China para convertirnos en una fábrica de pandemia. Decimos no, pero no sólo al acuerdo con China, de manera categórica. Decimos no a eso y a todo el modelo productivo agrotóxico y de agronegocios que se ha venido intensificando y profundizando en Argentina con el único objetivo de la desesperación de este gobierno de capturar dólares para pagar una deuda que ni siquiera fue auditada en el país”, argumentaba la animalista Jessica Gentile.
El pacto debía firmarse esta semana, pero se ha retrasado hasta noviembre. Según el Ejecutivo argentino, se ha incorporado un memorandum para garantizar el respeto de las leyes de protección animal, los recursos naturales y la bioseguridad.