Hanna es una de las numerosas activistas comprometidas con la reducción del desperdicio de alimentos en Alemania. Casi un tercio de los alimentos producidos en el mundo, se pierde. Son unos 1 300 millones de toneladas.

El desperdicio de comida es un problema mundial y la pandemia lo ha agravado aún más. También tiene consecuencias nefastas en los sistemas de gestión de residuos, la inseguridad alimentaria, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Si la pérdida de alimentos tomase la forma de un país, sería la tercera fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, del mundo.

Solamente en la UE se generan 88 millones de toneladas de desperdicios alimentarios al año, con unos costes asociados estimados en 143 000 millones de euros.

Alrededor de un terciode todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia, cada año. 170 millones de toneladas de CO₂se emiten a partir de la producción y eliminación de residuos alimentarios en la Unión Europea.

Unos 88 millones de toneladas

– 173 kg por persona -de residuos alimentarios se generan en la Unión Europea cada año.

Dado que hay mucho desperdicio de alimentos en diferentes áreas, también hay muchas formas de combatirlo. Hanna y Theresa trabajan para Restlos Glücklich, una organización alemana, sin ánimo de lucro, que hace campaña por un consumo de alimentos más sostenible. Con regularidad, ‘rescatan’ alimentos próximos a la fecha de caducidad o visualmente poco atractivos, para proyectos educativos.

En su sede, en Berlín, enseñan a cocinar comida ‘buena y saludable’ gracias a los alimentos recuperados. Mostrar cómo dar una nueva oportunidad a ingredientes descartados es, también, una forma de reducir la cantidad de desperdicios alimentarios.

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“En toda Alemania se desperdician 18 millones de toneladas de alimentos al año. Esto es totalmente absurdo. Hacemos campaña para que esta comida se reutilice, para que vuelva a la cadena y para que la gente entienda de qué se trata, qué efectos tiene en el clima, que tiremos tanta comida cada día”, declara Hanna Legleitner, directora general de Restlos Glücklich.

Hanna da una clase magistral de cocina, en directo, para sus seguidores. El evento ‘en línea’, también forma parte del #planetaryhealthchallenge, una iniciativa internacional que quiere concienciar sobre la dieta óptima para las personas y el planeta.

Un ejemplo de cómo crear un negocio que evite el desperdicio de alimentos

Los supermercados Sirplus, con sede en Berlín, venden alimentos que no son atractivos a la vista, que están mal etiquetados o que están próximos a la fecha de consumo preferente o, la han superado.

Todos los productos se inspeccionan para garantizar que son seguros para el consumo, antes de venderlos en el supermercado o por Internet.

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El supermercado también vende productos a organizaciones benéficas, como centros de refugiados y comedores sociales, que necesitan alimentos baratos. Los productos que se venden pueden ser hasta un 70 % más baratos que los que se encuentran en los supermercados convencionales.

“Solamente en 2020, pudimos ‘salvar’ 3,5 millones de productos con Sirplus. Así que, por supuesto, también estamos ayudando a que estos productos no se desperdicien y, además, podemos hacer algo por la sostenibilidad y contra las emisiones de gases de efecto invernadero”, afirma Susanne Zander, directora de divulgación de Sirplus.

Conseguir que la gente se involucre en el ‘ahorro’ de alimentos es el objetivo de la iniciativa foodsharing.de, activa en Alemania y Austria. Se trata de una plataforma ‘en línea’ que coordina a los voluntarios para que recojan los excedentes aún comestibles de particulares, minoristas y productores (que de otro modo se tirarían a la basura) y los distribuyan gratuitamente a través de lugares de almacenamiento públicos.

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“Es un movimiento completamente abierto, todo el mundo puede unirse a él y participar. Eso es muy importante para nosotros. Tenemos más de 10 000 colaboradores activos en Berlín”, Katja Scheel, responsable de Comunicación de foodsharing.de.

Lena nos explica qué la impulsó a ser, tanto voluntaria, como usuaria de la red foodsharing.

“Formo parte de foodsharing porque creo que se desperdician demasiados productos comestibles. Quiero hacer algo al respecto y, por eso, rescato alimentos y por eso, también, uso los distribuidores. Además, quiero mostrarle a mi hijo cómo funciona la distribución sostenible de alimentos”, Lena Alex, voluntaria de la plataforma foodsharing.de.

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“Salvar el clima puede tener un sabor delicioso. Hemos cocinado todo esto a partir de alimentos recuperados, tiene un aspecto estupendo y un sabor muy bueno”, concluye Hanna Legleitner, directora general de Restlos Glücklich, mientras prepara una receta con alimentos ‘recuperados’ antes de que se desperdicien.