Continúa la búsqueda de víctimas del terremoto que sacudió Croacia, el martes. Al menos siete personas murieron como consecuencia de un fuerte temblor de tierra que se registró hacia el mediodía en la zona central del país. Numerosos edificios han quedado destruidos y se han levantado campamentos de emergencia para atender a los damnificados. Hay numerosos heridos y desaparecidos.
“Nuestra casa no tiene techo. Solamente quedan en pie las paredes. Ha sufrido muchos daños. Yo, ahora mismo, ni siquiera me atrevería a entrar en la casa”, declara uno de los ciudadanos afectados por el terremoto.
“He perdido mi casa. No tengo palabras”, afirma otra de las personas afectadas por el temblor de tierra.
El Centro Sismológico Euro-Mediterráneo señala que el seísmo, de 6,3 grados de magnitud en la escala de Richter, golpeó duramente a la localidad de Petrinja, a unos 50 kilómetros al sudeste de Zagreb. El siniestro deparó momentos de angustia como el que vivió Ivo Zinic, un gobernador regional que se encontraba en plena rueda de prensa cuando se produjo una réplica.
La ciudad de Petrinja se ha quedado sin electricidad ni agua corriente. Las autoridades han desplegado unidades del Ejército croata en la región afectada para ayudar en las labores de rescate. Dada su situación, Croacia es un país propenso a los terremotos, aunque no sean de una intensidad muy elevada. El último temblor de tierra, destacable, ocurrió en 1996 cuando el pintoresco pueblo de Ston, en la costa adriática, quedó totalmente destruido. El terremoto del martes se pudo sentir en doce países del centro y sudeste de Europa, según el Instituto geológico USGS de Estados Unidos.