Cualquier gran espacio es válido, o casi… El Reino Unido está utilizando todo tipo de grandes superficies, incluidas algunas iglesias, como centro de vacunación en el marco de la campaña nacional contra la COVID-19. Casi cuatro millones de personas ya han sido inoculadas en un esfuerzo colosal que tiene un sombrío telón de fondo: el número de contagios y de muerte se ha disparado en buena parte debido a la propagación de una cepa mutante supercontagiosa. Algunos hospitales están al borde del colapso.
Esta misma cepa del coronavirus está detrás de violentos brotes registrados en países como Bélgica o la República Checa. En el primero, decenas de personas de una residencia de ancianos han dado positivo en los test para detectar la presencia del virus.
“Es la variante británica. Aquí hay 63 personas infectadas, 9 personas en los apartamentos de vida asistida adyacentes y 43 miembros del personal”, explicaba Joris Hindryckx, alcalde de Houthulst.
Pero la variante británica no es la única que preocupa en Europa. Dos hoteles de una lujosa estación de esquí suiza han sido puestos en cuarentena después de detectarse la presencia de la cepa sudafricana, que se propaga más rápido y genera anticuerpos poco eficaces.
Mientras tanto, Alemania decide este martes si mantiene o endurece las medidas para evitar la propagación de la pandemia. En el Land de Baviera es obligatorio desde el lunes usar mascarillas del tipo FFP2, de alta protección, en las tiendas y en el transporte público. Son más caras y no todo el mundo puede permitírselas, por lo que habrá ayudas regionales para los más desfavorecidos.
“Espero que sea útil y que todos respetemos esta medida. No tenemos otra opción. Si las mascarillas normales se hubieran usado correctamente, probablemente habría sido suficiente. Pero así son las cosas, no hay otra solución”.
Mientras tanto, un informe de expertos independientes de la Organización Mundial de la Salud señala -un año después del estallido de la pandemia- que tanto China como la propia OMS tardaron más de lo adecuado en alertar al mundo de la gravedad del coronavirus. Debieron avisar antes, recomendar antes el uso de las mascarillas antes y declarar antes la emergencia sanitaria mundial.