Durante casi medio siglo han sobrevivido a los cazadores furtivos de marfil y a la sequía, pero su desaparición puede venir de algo inesperado: la avidez de los países ricos por los aguacates.
Ha estallado una guerra territorial en torno a un proyecto de explotación de aguacates de 180 acres cerca del Parque Nacional Amboseli, donde pastan elefantes y otros animales salvajes.
Daniel Ole Sambu, al frente de la Fundación Big Life Group explica:“Hay dos granjas allí, y ambas están exactamente en medio de una zona de dispersión de la fauna. Tenemos constancia de que algunas de estas zonas han sido utilizadas por los elefantes para la maternidad. Salen del parque para dar a luz allí y luego regresan cuando la cría está lo suficientemente fuerte como para caminar”.
La empresa agroindustrial KiliAvo Fresh obtuvo la autorización para plantar aguacates el año pasado en un terreno que compró a los masai locales.
Los propietarios afirman que su desarrollo está fuera de las rutas de migración de los elefantes
Jeremiah Shuaka Saalash, director de la granja KiliAvo asegura_”La tierra es otra fuente de capital. Va a proporcionar empleo a los vecinos, e incluso más allá de los vecinos, ya que mucha gente en Nairobi, muchos barrios de la ciudad, dependen de la agricultura”._
La demanda mundial de aguacates ha impulsado las exportaciones de Kenia.
Los beneficios aumentaron un 33%, hasta 130 millones de euros, en la última campaña.
Pero el desarrollo masivo de KiliAvo en este frágil ecosistema ha provocado protestas.
Los grupos ecologistas afirman que las plantaciones de aguacates obstruyen importantes rutas migratorias para dos mil elefantes y podría amenazar su existencia.