El verano es cuando muchos países europeos impulsan sus economías gracias al turismo. Pero la COVID-19 puede frustrar este año la temporada en países como Italia, que el próximo 3 de junio reabrirá sus fronteras con los países de la Unión Europea, sin cuarentena.
Las empresas tratan de adaptarse a la nueva normalidad y convencer a los visitantes de que la ‘experiencia italiana’ no ha cambiado.
“Tenemos la tradición del aperitivo. Antes de la pandemia teníamos un rico bufé disponible para nuestros clientes, ahora cada aperitivo se prepara individualmente y esto nos permite cumplir con todas las medidas de seguridad, planificación y distanciamiento. Servimos en la mesa a nuestros clientes, aperitivos ya estructurados en el horno, que van directamente a la mesa, sin posibilidad de contaminación”, explica la gerente de un bar de Roma.
Eslovenia parte con ventaja
En la carrera por atraer turistas, Eslovenia tiene alguna ventaja. Fue el primero en declarar el “fin” de la pandemia en todo el país. El Gobierno espera poder abrir pronto las fronteras para los turistas internacionales. Mientras tanto, solo promueve el turismo nacional y subsidia a las empresas locales.
Los artistas piden ayuda
Si bien el sector turístico ve algo de luz al final del túnel, la situación es complicada para el mundo de la cultura. Muchos espacios culturales siguen cerrados. Los artistas temen por su futuro. En países como Portugal, han protagonizado protestas para exigir al Gobierno que les ayude en estos tiempos difíciles.
La industria forestal finlandesa esquiva la pandemia
Otros sectores industriales han esquivado la pandemia. En Finlandia, mientras toda la economía se detenía, las perspectivas de la industria forestal son positivas. Ha sobrevivido a la crisis del coronavirus y las exportaciones se mantienen fuertes pese al virus.