El pico de incidencia de casos de COVID en China continuará “hasta febrero o marzo”, vaticinó el exjefe de epidemiólogos del Centro de Control de Enfermedades de China Zeng Guang, citado en las últimas horas por medios locales.
Zeng se refirió a las distintas fases de la epidemia de COVID a las que se enfrentan diferentes ciudades y regiones: “El pico de la epidemia ha pasado en lugares como Beijing pero todavía está por comenzar en algunos puntos como las áreas rurales”, señaló.
Por ello, el punto álgido de la ola de COVID “a nivel nacional” se prolongará “durante febrero y marzo”, aseveró Zeng durante un evento reciente.
Además, el pico de casos graves de la enfermedad se alargará “durante todavía más tiempo”, y citó el ejemplo de Beijing, donde “la cresta de la ola de casos ya ha concluido, pero sigue activa la de cuadros graves”.
Varias personas en una estación de autobuses del distrito financiero central de Beijing, China, el jueves 29 de diciembre de 2022. Bloomberg/Archivo
El exfuncionario expresó su preocupación por “la situación en las áreas rurales de China” y pidió “atención” para “implementar una estrategia de prevención” en ellas, al igual que han indicado las autoridades en las últimas semanas ante la cercanía del Año Nuevo Lunar, el período festivo en el que los chinos acostumbran a volver a sus lugares de origen.
Las fiestas caerán este año entre el 21 y el 27 de enero.
El Consejo de Estado (Ejecutivo) ya pidió a mediados del pasado mes a los gobiernos locales que diesen prioridad a los servicios de salud en las zonas rurales “para proteger a la población”, señalando “su relativa escasez de recursos de atención médica”.
Pese a que expertos locales han declarado que el pico de infecciones ya ha pasado en grandes ciudades como Beijing, Chengdu (centro) o Cantón (sur) y que populosas provincias como Henan (centro) han calculado que la mayoría de sus poblaciones -en algunos casos, hasta el 90%– ya se han contagiado, otros lugares han pedido precaución por los millones de desplazamientos que se producirán durante los festejos.
Trabajadores médicos atienden a pacientes de COVID-19 en una unidad de cuidados intensivos (UCI) convertida en sala de conferencias, en un hospital de Cangzhou, provincia de Hebei, China, 11 de enero 2023. REUTERS/China Daily
La rápida propagación del virus ha sembrado dudas sobre la fiabilidad de las cifras oficiales, que solo han informado de un puñado de fallecimientos recientes por la enfermedad pese a las numerosas escenas de alta presión hospitalaria.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró esta semana que China no está dando cifras completas de fallecidos por COVID-19 en el actual brote, lo que impide saber el verdadero alcance de la enfermedad incluso a nivel global.
El 8 de enero, el COVID dejó de ser gestionado en China como una enfermedad de categoría A -nivel de máximo peligro y para cuya contención se exigen las medidas más severas- para convertirse en una de categoría B, que contempla un control más laxo, marcando así en la práctica el fin de la política de ‘cero COVID’, retirada por las autoridades después de que se produjesen protestas.
(Con información de EFE)