La demanda, adelantada por The New York Times, fue presentada en la Corte Superior del Condado de Los Ángeles, al igual que la de Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford. Ambas relatan encuentros sexuales con Trump en torno al año 2006 cuando él llevaba apenas un año casado con la actual primera dama, Melania Trump, y su hijo en común acababa de nacer. McDougal conoció a Trump en una fiesta en la Mansión Playboy de Beverly Hills.
Las dos historias eran conocidas desde antes de que Trump decidiera presentarse a presidente de Estados Unidos. Sin embargo, durante los meses anteriores a las elecciones de noviembre de 2016 ambas mujeres fueron contactadas con ofertas para enterrar sus historias y que no salieran en la prensa. En el caso de Clifford, firmó un acuerdo de confidencialidad por el que el abogado personal de Trump, Michael Cohen, le pagó 130.000 dólares a cambio de su silencio. Clifford ha hecho público ese acuerdo y trata de anularlo judicialmente con el argumento de que Trump no lo firmó.
El caso de McDougal es diferente. Ella denuncia a la editora American Media Inc. (AMI), la compañía que edita el periódico de cotilleos The National Enquirer. Según su relato, AMI la contactó para ofrecerle 150.000 dólares por la exclusiva de su affair con Trump. Nunca se publicó. Lo que AMI hizo en realidad fue comprar la historia para enterrarla. Como parte del acuerdo, ella no podía hablar del asunto con nadie más. El presidente ejecutivo de AMI, David Pecker, se define como un amigo personal de Trump y es uno de sus principales defensores.
En la demanda, McDougal asegura que la operación de comprar su historia para no publicarla se hizo en connivencia con el abogado Michael Cohen. The Wall Street Journal y The New Yorker publicaron los detalles de esta operación, que viene a ser un ejemplo de las tácticas que emplean los famosos para silenciar historias, pero no tuvo demasiado eco.
“Este caso trata de cómo una poderosa compañía de medios se aprovechó de la demandante, Karen McDougall, con la connivencia de su abogado, para lograr sus objetivos financieros y políticos”, arranca la demanda, revisada por EL PAÍS. Según el relato de los hechos, McDougal tuvo una relación de 10 meses con Donald Trump entre 2006 y 2007. Son las mismas fechas en las que Stephanie Clifford asegura haber tenido una relación con el presidente, que por entonces era un antiguo magnate inmobiliario reconvertido en estrella de la telerrealidad.
Una década después, cuando Trump ya era el nominado del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, comenzó una operación para silenciarla a través de AMI y con la complicidad de su abogado de entonces, según McDougal. En la demanda asegura que el letrado se llevó la mitad del dinero. Además, AMI se comprometió en el acuerdo a impulsar su carrera como modelo y nunca cumplió. Tras las revelaciones en prensa sobre el affair y el acuerdo de confidencialidad, AMI prohíbe a McDougal sistemáticamente hablar del asunto, asegura. “Ahora que se ha dado cuenta de la amplia operación para silenciarla a ella y a otras, la señorita McDougal debe hablar públicamente”, argumento.