La antigua civilización de la remota Isla de Pascua, situada a unos 3.700 kilómetros de la costa de Chile, era una sociedad evolucionada en la que las personas compartían información y colaboraban, con lo que se descarta que colapsara por luchas y la sobreexplotación de los recursos naturales.
Así se recoge en un estudio realizado por tres arqueólogos de instituciones de Australia y Estados Unidos, y publicado en la revista Journal of Pacific Archaeology, donde, tras analizar la composición química de las herramientas utilizadas para crear las grandes esculturas de piedra, llega a la conclusión de que la sociedad antigua de la Isla de Pascua era más colaborativa de lo que se pensaba.
“Durante mucho tiempo, la gente se preguntó acerca de la cultura detrás de estas estatuas muy importantes. Este estudio muestra que las personas interactuaban y ayuda a revisar la teoría”, apunta Laure Dussubieux, del Museo Field de Historia Natural (Estados Unidos) y coautora del estudio.
Dale Simpson Jr., arqueólogo de la Universidad de Queensland (Australia), indica que “la idea de la competencia y el colapso de la Isla de Pascua podría ser exagerada”. “Para mí, la industria del tallado de piedra es una evidencia sólida de que hubo cooperación entre las familias y los grupos de artesanos”, añade.
Colonización hace unos 900 años
Las primeras personas llegaron a la Isla de Pascua (‘Rapa Nui’, en el idioma local) hace unos 900 años. “La población fundadora, según la tradición oral, era dos canoas lideradas por el primer jefe de la isla, Hotu Matu’a”, dice Simpson. Con los años, la población se elevó a miles de personas, formando una compleja sociedad que talló las estatuas por las que en la actualidad se conoce a Isla de Pascua.
Estas estatuas, o ‘moai’, a menudo denominadas ‘cabezas de Isla de Pascua’, son en realidad figuras de cuerpo completo que se enterraron parcialmente a lo largo del tiempo. Los ‘moai’, que representan importantes antepasados de ‘Rapa Nui’, suman casi 1.000 y el más grande mide más de 20 metros.
Según Simpson, el tamaño y el número de los ‘moai’ apuntan a una sociedad compleja. “Los antiguos ‘Rapa Nui’ tenían jefes, sacerdotes y gremios de trabajadores que pescaban, cultivaban y fabricaban los ‘moai’. Había un cierto nivel de organización sociopolítica que se necesitaba para esculpir casi 1.000 estatuas”, indica.
Las recientes excavaciones de cuatro estatuas en la región interior de Rano Raraku fueron conducidas por Jo Anne Van Tilburg, de la Universidad de California en Los Ángeles y directora del Proyecto Estatua Isla de Pascua, junto con su equipo de excavación Rapa Nui.
Herramientas llamadas ‘toki’
Para comprender mejor a la sociedad que fabricó las estatuas, Simpson, Dussubieux y Van Tilburg dieron una mirada detallada a 21 de las aproximadamente 1.600 herramientas de piedra hechas de piedra volcánica que se habían recuperado en las excavaciones lideradas por Van Tilburg. Cerca de la mitad de las herramientas recuperadas, llamadas ‘toki’, eran fragmentos que sugerían cómo se usaban.
Para Van Tilburg, el objetivo del proyecto era obtener una mejor comprensión de cómo los fabricantes de herramientas y los talladores de estatuas pudieron haber interactuado, obteniendo así una idea de cómo funcionaba la industria de producción de estatuas.
Hay al menos tres fuentes diferentes en la Isla de Pascua que los ‘Rapa Nui’ usaron como material para hacer sus herramientas de piedra. Las canteras de basalto cubren 12.000 metros cuadrados, un área del tamaño de dos campos de fútbol. Esas diferentes canteras, las herramientas que surgieron de ellas y el movimiento entre las ubicaciones geológicas y los sitios arqueológicos arrojaron luz sobre la sociedad prehistórica ‘Rapa Nui’.
Análisis químico de las herramientas
Dussubieux dirigió el análisis químico de las herramientas de piedra. Los arqueólogos usaron un láser para cortar pedazos pequeños de piedra del ‘toki’ y luego usaron un instrumento llamado espectrómetro de masas para analizar las cantidades de diferentes elementos químicos presentes en las muestras. Los resultados apuntan a una sociedad que Simpson cree que implicó una buena cantidad de colaboración.
“La mayoría de los ‘toki’ provenían de una cantera: una vez que la gente encontraba la cantera que les gustaba, se quedaban con ella. Para que todos usen un tipo de piedra, creo que tuvieron que colaborar. Por eso tuvieron tanto éxito, estaban trabajando juntos”, apunta Simpson.
Para Simpson, este nivel de cooperación a gran escala contradice la creencia popular de que los habitantes de la Isla de Pascua se quedaron sin recursos y se lanzaron a la extinción. “Hay tanto misterio en la Isla de Pascua porque está tan aislada, pero la gente interactuaba en grandes cantidades”, dice Simpson.