Las malas prácticas de un importante laboratorio de China, que fabricó y vendió decenas de miles de vacunas que no cumplen los estándares que marca la ley, ha vuelto a poner sobre la mesa las deficiencias del sistema de salud del país. Si bien no ha trascendido ningún enfermo directamente relacionado con esta nueva negligencia, la última de una cadena de episodios salpicados por irregularidades y corrupción, la indignación de miles de personas se ha hecho patente en las redes sociales chinas. Las autoridades, que han prometido una investigación a fondo sobre lo ocurrido, tratan de contener esta última crisis de salud públicacon censura y la promesa de castigar severamente a los responsables.
En el centro del escándalo está la farmacéutica Changchun Changsheng Bio-Technology, especializada en vacunas. El 15 de julio, y tras una denuncia de uno de sus propios empleados, el regulador provincial detectó en una inspección que se habían falsificado datos de producción de su vacuna contra la rabia que afectaban a, como mínimo, 113.000 dosis. La administración decidió entonces revocar la licencia para producir este tipo de vacuna a Changsheng, que es el segundo fabricante de la vacuna de la rabia del país por cuota de mercado.
Días más tarde se conoció que la misma empresa violó los estándares de fabricación de otra vacuna, la denominada DPT, que se administra tres veces a los bebés para protegerles de la difteria, la tosferina y el tétanos. La farmacéutica vendió unas 250.000 de estas muestras al Centro de Control de Enfermedades de Shandong, provincia situada en el este del país y con una población de 97 millones de personas. Prácticamente todas estas vacunas se han suministrado, según las autoridades locales. Si bien no se han publicado casos de efectos secundarios adversos fuera de lo habitual, no se sabe con certeza el impacto que estas vacunas podrían tener sobre los receptores. Lo más probable, según los expertos, es que el medicamento no sea efectivo contra estas enfermedades y haya que volver a vacunar a los niños.
Por esta segunda ofensa, la administración provincial impuso una multa a la farmacéutica de 3,4 millones de yuanes (alrededor de 430.000 millones de euros), una cantidad insignificante teniendo en cuenta que la matriz de la empresa ganó el año pasado unos 71 millones de euros.
Las redes sociales en China explotaron este fin de semana con este último escándalo, con miles de personas preocupadas no solamente por este caso en particular, sino por la seguridad de los medicamentos producidos en el país. “Hace un tiempo en Chongqing, ahora en Shandong,… ¿Mañana dónde? Esto no es solamente un problema de codicia de las farmacéuticas, también de si hay alguien de la administración que conspira con ellas para que estas vacunas reciban el visto bueno. ¿Cómo es posible que esta compañía tuviera una puntuación tan buena?”, se preguntaba una internauta. Los comentarios más incendiarios y los que vinculan los altos directivos de esta empresa con otras farmacéuticas han sido eliminados por los censores. En un comunicado interno, las autoridades de la provincia de Shandong, donde residen las familias afectadas, han instado a sus empleados a “reforzar el control de la opinión pública” sobre el asunto.
El primer ministro chino, Li Keqiang, aseguró que el caso “cruza la línea de la moralidad” y ha ordenado una investigación “de toda la cadena industrial que cubre la producción y venta de vacunas”, unas palabras que abren la puerta a una revisión exhaustiva en todo el sector. Sin embargo, son unas declaraciones parecidas a las que pronunció en 2016, cuando más de 200 personas fueron detenidas por ser parte o haber colaborado con una red de venta de vacunas infantiles caducadas. “Veo en Internet que sucedió un caso similar hace dos años. Parece que al final nadie le prestó mucha atención. Si nos lo hubiéramos tomado en serio entonces y se hubiera castigado a los responsables de acuerdo con la ley, quizás ahora no tendríamos este problema de nuevo”, decía otro usuario en las redes sociales.
En un duro editorial, el periódico China Daily instó a las autoridades a actuar “lo antes posible” para frenar estos escándalos. “Es obvio que este incidente podría convertirse en una crisis de salud pública si no se maneja de forma razonable y transparente”, sostiene el texto.