A pocas horas de comenzar la votación de la elecciones generales de Pakistán al menos 21 personas han muerto y otras 20 han resultado heridas en un atentado suicida cerca de un colegio electoral en la ciudad occidental paquistaní de Quetta. El atentado ha sucedido durante la mañana en el área de Khaliq Shaheed, en la conflictiva provincia de Baluchistán, cuando un atacante suicida se inmoló al paso de una furgoneta policial.

“Entre los muertos hay votantes y puede haber también algún policía. Los 20 heridos incluyen a dos policías” ha explicado el portavoz de la Policía de Quetta Muhammed Razman. Poco después del suceso el Estado Islámico ha reconocido la autoría a través de su agencia de noticias AMAQ.

Es el primer ataque que sucede en el transcurso de las elecciones generales, que comenzaron a primera hora de la mañana y en las que se ha llamado a votar a 105 millones de habitantes repartidos en 85.000 colegios electorales habilitados. Se habían desplegado unos 800.000 soldados y policías con el fin de garantizar la seguridad tras una campaña electoral manchada por la muerte de alrededor de 180 personas en diferentes atentados.

Acusaciones y denuncias durante la campaña electoral

Estas elecciones son las segundas en la historia del país en las que un Gobierno acaba un mandato completo y da paso a un nuevo Ejecutivo, tras haber sido gobernado por dictaduras militares la mitad de sus 71 años de historia desde su fundación en 1947. Los votantes deben elegir a 272 diputados del Parlamento para los que hay 11.000 candidatos.

Los favoritos para las elecciones son Shahbaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) que acaba de finalizar el mandato, y el exjugador de críket Imran Khan, del Pakistán Thereek-i-Insaf (PTI).

La ONG Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP) puso en tela de juicio la legitimidad de las elecciones por un “descarado” intento de amaño. El PML-N de Sharif ha denunciado casos judiciales contra sus miembros, presiones para que algunos de sus candidatos abandonen el partido y acoso para evitar que vuelvan al poder tras lograr una mayoría absoluta en 2013.

El hermano del Sharif, Nawaz Sharif, que fue inhabilitado por el Tribunal Supremo en julio de 2017 y condenado a 10 años de cárcel por corrupción a principios de mes, sostiene que fue inhabilitado porque su gobierno, el PML-N, acusó de traición ante los tribunales al exdictador militar Pervez Musharraf, quien lo expulsó del poder en un golpe incruento en 1999.

Por otra parte, el presidente del Partido Popular de Pakistán (PPP) Bilawal Butto, hijo de la asesinada primera ministra Benazir, ha apoyado esas denuncias y asegura que el PTI de Khan, el otro favorito, recibe apoyos de los militares para imponerse en los comicios. El ejército ha negado interferir en los comicios.

Khan, muy cerca del alto cargo

A pesar de las acusaciones recibidas el ex jugador de críquet (el deporte más seguido de Pakistán), se encuentra más cerca que nunca de ocupar el cargo de primer ministro. Varios sondeos colocan al PTI como líder, aunque otros otorgan una pequeña ventaja al PML-N.

Su discurso está basado en la anticorrupción y en el derrocamiento de las élites tradicionales. “Es la primera vez en cuatro décadas que la nación tiene la oportunidad de derrotar al status quo”, escribió durante la jornada de reflexión en las redes sociales.

En un vídeo difundido por la Comisión Electoral de Pakistán, Mohamed Raza, pidió a los votantes que cumplieran con su “obligación” con responsabilidad y afirmó que “estamos tratando de hacer todo lo que podemos por unas elecciones libres, legítimas e imparciales”.