Por si alguien dudara de que Venezuela ya es un asunto electoral en EE.UU., Donald Trump voló ayer a Florida. En un discurso pronunciado en Miami, insistió en que la operación de cambio de régimen contra Nicolás Maduro es “irreversible”.
Fue un mensaje para la base republicana en Miami, donde 160.000 exiliados venezolanos, la mayoría de buen nivel económico, han dado una inyección vital a la histórica política conservadora del viejo exilio cubano-estadounidense, ya en declive demográfico y electoral.
Venezuela ya es una cuestión electoral en Estados Unidos: centra los discursos del propio presidente en Florida
Pero casi un mes después de reconocer al autoproclamado Juan Guaidó como presidente venezolano, la falta de apoyo de las fuerzas armadas venezolanas a la operación empieza o pesar sobre la fama de Trump de ser el presidente que “hace que las cosas sucedan”. El presidente repitió el ultimátum ya lanzado en cientos de tuits: “Los militares deben escuchar a Juan Guaido y dejar entrar la ayuda humanitaria”, si no “perderán todo lo que tienen”. Pero el muro de contenedores colocado por el ejército venezolano en el puente fronterizo de Cúcuta empieza a dañar la credibilidad de Trump, al igual que el inexistente muro mexicano.