WASHINGTON — La gran promesa de campaña del presidente estadounidense, Donald Trump, acerca de construir un muro en la frontera suroeste de su país se ha retrasado mucho. Por eso, les ha pedido a sus asistentes que realicen esta misión a como dé lugar, sin importar si eso implica tomar terrenos en la frontera mexicana.

En repetidas ocasiones, el mandatario ha insinuado durante reuniones de política migratoria que los asistentes “tomen los terrenos” y “lleven a cabo el trabajo”, según una persona que lo ha escuchado en esos encuentros. The Washington Post informó que Trump mencionó la incautación de tierras y había sugerido la idea de ofrecer indultos a los asistentes dispuestos a violar la ley, una insinuación que ya había hecho cuando exploró diversas estrategias para cumplir sus promesas de campaña.

No obstante, ha hablado públicamente sobre la capacidad del gobierno para incautar terrenos con motivos de infraestructura, y ya ha ofrecido indultos a asistentes y confidentes vinculados a la investigación de Robert Mueller sobre Rusia y a funcionarios que impulsan sus duras políticas migratorias

No obstante, muchas afirmaciones que los funcionarios de la Casa Blanca han desestimado en el pasado como insinuaciones desenfadadas resultaron ser ciertas. En abril, Trump le pidió a Kevin McAleenan, el secretario de Seguridad Nacional en funciones, que cerrara la frontera suroeste a los migrantes, sugiriendo que podría emitir un indulto en caso de que se enfrentara a cualquier problema legal. En ese entonces, los funcionarios dijeron que el mandatario quizá estaba bromeando.

Desde su candidatura, Trump se ha involucrado en gran medida en el tema del muro fronterizo, pues era una promesa fácil de recordar al hacer discursos de campaña y, además, disfrutaba la manera en que el concepto emocionaba a sus simpatizantes.

También ha defendido en repetidas ocasiones su construcción mediante incautaciones de tierras conocidas como declaraciones de dominio eminente, un concepto que causa preocupación entre las personas que viven o trabajan en tierras donde el gobierno podría construir el muro fronterizo.

“El dominio eminente es muy interesante”, dijo Trump durante un discurso en enero en la Rosaleda de la Casa Blanca. “Sin embargo, sin el dominio eminente, no habría autopistas ni escuelas ni carreteras. En muchos casos, lo que hacemos con el dominio eminente es llegar a un acuerdo directo”.

Quienes se oponen al proyecto del muro fronterizo están tomándose en serio las promesas del presidente conforme se levantan nuevas cercas en el desierto de Sonora. Kristy Parker, abogada de Protect Democracy, una organización sin fines de lucro, demandó al gobierno de Trump por su declaración de emergencia para construir el muro.

“Seguimos escuchando que lo dice; creo que es hora de empezar a creerle”, dijo Parker, cuya organización presentará su caso en una Corte de Distrito en El Paso, Texas. “Ha declarado constantemente que tiene grandes poderes que nadie entiende y que, como presidente, puede hacer lo que le plazca. Creo que este es otro caso que demuestra su seriedad absoluta al respecto”.

El gobierno no ha construido ninguna extensión nueva de las barreras, a pesar de los grandes esfuerzos que ha hecho el mandatario con la esperanza de cumplir su promesa de campaña.

En febrero, Trump declaró una emergencia nacional con el fin de tener acceso a los miles de millones de dólares para la construcción del muro que el congreso no aprobó. Logró una victoria el mes pasado cuando la Corte Suprema permitió que el gobierno usara 2500 millones de dólares en dinero del Departamento de Defensa para la construcción del muro en la frontera suroeste, mientras tribunales inferiores analizaban medidas legales para detenerla.

El gobierno comenzó a usar ese financiamiento la semana pasada para comenzar los trabajos de construcción en 200 kilómetros más de barreras, según el documento de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, así como en una porción de remplazo del muro en Arizona, donde se iniciaron obras en 3,2 kilómetros del Monumento Nacional Organ Pipe Cactus. Los grupos conservacionistas han planteado varios desafíos legales en contra del gobierno, al que han acusado de ignorar leyes medioambientales y de salud pública con el fin de cumplir la promesa del presidente.