La noche se ha hecho eterna para cientos de miles de personas en el este de Turquía, donde un terremoto de magnitud 6,8 ha dejado al menos 20 muertos y más de un millar de heridos. Numerosos edificios han sufrido daños estructurales y una decena se ha venido abajo. En la provincia de Elazig, 30 personas han quedado atrapadas bajo los escombros de un inmueble de cinco plantas. Varias han sido rescatadas con vida.
Las autoridades locales abrieron colegios y centros deportivos para acoger a quienes no podían o no se atrevían a volver a sus hogares. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha anunciado que se tomarán todas las medidas necesarias para ayudar a los afectados. Muchos de los cuales han pasado la noche al raso, a pesar de que hace un frío glacial, por miedo a las réplicas del seísmo. Turquía es uno de los países con más actividad sísmica del mundo.