Nikola Tesla, el gran genio de la electricidad y tal vez el mayor visionario científico de los siglos XIX y XX, ha sido olvidado durante muchos años por la historia. Los logros de Nikola Tesla fueron increíbles. El hombre vio el futuro como nadie más antes que él, y se imaginó un planeta donde la energía libre gobernaba el mundo. El científico revolucionario nació de padres serbios en la ciudad de Smiljani, en la actual Croacia.
Tesla fue el inventor del motor de inducción, el sistema de transmisión de energía de corriente alterna, popularmente conocido como sistemas de dos fases, trifásicos o polifásicos, y el campo magnético rotativo, que desempeñó un papel importante en las tecnologías futuras.
También fue el verdadero inventor de la radio, pionero de los objetos controlados a distancia, la robótica, las armas controladas a distancia, los aviones de despegue vertical y las primeras lámparas de bajo consumo y la transmisión inalámbrica de electricidad. Pero Tesla inventó más que eso.
Hizo descubrimientos innovadores como comunicaciones de radio inalámbricas, motores de turbina, helicópteros (aunque fue Da Vinci quien primero tuvo la idea), luces fluorescentes y de neón, torpedos y otras tecnologías fascinantes que se dice que han sido confiscadas por el gobierno. En el momento de su muerte, Tesla tenía casi 700 patentes en todo el mundo.
Auténticas ‘maravillas tecnológicas’ que han sido clave para el progreso tecnológico en el que vivimos hoy. Tesla fue un científico extraordinario, un inventor completamente escandaloso (de manera positiva), pero lo más importante es que Tesla era un hombre sin límites.
Tesla fue un genio que anticipó hace más de cien años nuestra forma de vida y las tecnologías que utilizamos. Tesla tenía “ideas locas” para un futuro inalámbrico, pero también para el uso de energías limpias. Ya en 1900, advirtió sobre la necesidad de no agotar los combustibles fósiles.
El científico apoyó la idea de buscar nuevas fuentes de energía alternativa como la solar o la eólica. Pero nadie lo escuchó. Se dice con razón que Nikola Tesla era un hombre que vivió cien años antes de su tiempo.
La mente de Tesla era más que prodigiosa: diseñaba inventos en su cabeza, sin planes ni escrituras. Su particular y única forma de trabajar no le permitió tener discípulos que pudieran defender su memoria y muchos de sus méritos fueron atribuidos a otros científicos como Thomas Edison o el italiano Guglielmo Marconi.
Se dice que Nikola Tesla tuvo la capacidad de imaginar literalmente sus inventos en su mente, durante los llamados momentos de claridad, donde dijo ver sus inventos en detalles holográficos.
Tesla afirmó que incluso podía rotar estas visiones desglosándolas pieza por pieza y que sabía exactamente cómo iba a construir estos inventos basándose en sus experiencias visionarias.