Ben Goertzel
Fundador y CEO de SingularityNET
Cuando hace apenas un mes Sophia afirmó que creía merecer el derecho a formar una familia, los peores temores de muchos apocalípticos se dispararon. Para los más exagerados, esta frase -pronunciada durante una entrevista- era el equivalente a que una Thermomix hubiese confesado su deseo de ser madre. Esto es así porque Sophia no es un ser humano, sino un robot muy especial construido a imagen de la actriz Audrey Hepburn y con capacidad para mantener conversaciones gracias a su inteligencia artificial. Poco antes de estas declaraciones, esta obra de Hanson Robotics (que pasa por ser la compañía responsable de crear los robots más realistas del mundo) ya había ocupado un importante espacio en los medios de comunicación, al convertirse en el primer robot de la historia en obtener la ciudadanía de un país, en concreto de Arabia Saudí, donde Sophia participaba en un evento científico. Una anécdota -la de otorgar categoría de ciudadana a una máquina- que levantó no pocas críticas, teniendo en cuenta que el reino saudí no se caracteriza precisamente por el respeto a los derechos humanos.