Desde hace varias semanas, el ejército ruso está lanzando todas sus fuerzas para tomar el control total del Donbas, en el Este del país. La gran ciudad de Severodonetsk es objeto de continuos bombardeos rusos. En esta parte más activa del frente, situada en la región de Luhansk, el ejército ucraniano está en retirada. Y está surgiendo un movimiento de descontento entre los soldados, que se quejan de la falta de recursos y de apoyo de su jerarquía.
En las alturas de Lisichansk, los soldados de la 3ª Brigada del 20º Batallón de Infantería descansan tras regresar del frente. Abajo, se puede ver el río Severski Donets, un río estratégico difícil de cruzar y que sirve de barrera natural; más adelante, se elevan columnas de humo sobre Severodonetsk.
Los militares ucranianos lo describen como un infierno en la tierra: “Los rusos bombardean y disparan morteros las 24 horas del día. Es un no parar. Cuando pones a tus hombres allí, después de dos minutos de combate, ya tenés un montón de heridos que tenés que evacuar. Los nuevos llegan y a los pocos minutos están muertos“, dice un soldado ucraniano.
Desequilibrio de fuerzas
Según varias fuentes, los ucranianos están luchando fuera de la ciudad ahora controlada por los rusos. Soldados en retirada, sobre todo por el desequilibrio de fuerzas entre los dos bandos.
El sargento Roman Ilchenko, de 32 años, explica que “los rusos tienen artillería, vehículos blindados y sus fuerzas son de cinco a seis veces más numerosas”. Frente a esta potencia de fuego, los ucranianos son amargamente conscientes de la debilidad de sus fuerzas.
Volodymyr Kharchuk, de 33 años, miembro del 20º Batallón, relata su última misión en la que se encargó de proteger la retirada de las tropas aerotransportadas.
“Sólo teníamos ametralladoras y AK47. Lanzagranadas de 1986. Una ametralladora Degtyaryov de 1943. Y una ametralladora Maxim de 1933. Y también tenemos un misil antitanque portátil NLAW sueco, pero la batería no funcionaba. Eso es todo lo que teníamos”.
Dijo además que ninguno de sus hombres había recibido lentes de visión nocturna, ni siquiera prismáticos. “Tuvimos que traer de casa modelos que suelen utilizarse para la caza”, dice Volodymyr Kharchuk.
La misión que describe terminó mal. Una vez extraídas las tropas aerotransportadas, los hombres de la 3ª Brigada se dirigieron al puente sobre el río, pero éste fue destruido.
Rusia bombardea durane las 24 horas. Foto:Aris Messinis/ AFP
Los soldados cuentan que tuvieron que cruzar a pie, luchando contra una fuerte corriente.
“Nuestro equipo es pesado. Así que usamos nuestras cuerdas para cruzar. Todo esto bajo fuego de mortero. Nuestra evacuación fue un éxito. Pero al saber que estábamos al otro lado del río, el mando nos acusó de ser desertores. Nos amenazaron con la cárcel. Pero fueron ellos los que nos ordenaron abandonar la ciudad”, explica Volodymyr Kharchuk.
Agrega que sus superiores negaron posteriormente haberles ordenado abandonar Severodonetsk.
Órdenes ilógicas
Un miembro de la misma unidad, Roman Ilchenko, dijo que se les había encomendado una nueva tarea. Defender el último puente que une Severodonetsk y Lisichansk. Una orden que, para él, no tiene lógica.
Un puente destruido que conectaba Lysychansk con Severodonetsk. Foto: Aris Messinis/ AFP
“Es oficialmente para impedir el paso de los rusos. Excepto que el puente ya está destruido. No tiene sentido defenderlo. Los rusos pueden intentar cruzar el río en cualquier otro lugar donde sea poco profundo. Mis hombres están listos para luchar, pero necesitamos equipo y artillería. Nuestros soldados no están desmoralizados, quieren luchar. Pero ya no creemos en nuestros superiores”, dice con amargura.
“Luchamos con patriotismo y eso no es suficiente para defendernos de semejante potencia de fuego”, añade el comandante “murciélago”.
“Los rusos nos aplastarán”
Para los soldados, Severodonestk ya está perdido. Foto: Aris Messinis/ AFP
Ante tales medios desplegados por los rusos, los hombres son unánimes: Severodonetsk ya está perdido y es necesario a toda costa.
Andréi Shevchenko, un soldado de 39 años, cree que si el ejército ucraniano no refuerza su artillería, no podrá hacer nada.
“No podemos luchar sólo con AK47. Los rusos nos aplastarán. Nos bombardean desde el aire, con morteros, no podemos defendernos sólo con Kalashnikovs o lanzacohetes de corto alcance”.
¿Perderá el ejército ucraniano la batalla de Severodonetsk? “La ciudad ya está perdida”, contesta el soldado con tristeza. Según él, si nada cambia, todo el Donbas caerá tarde o temprano en manos rusas.