Primero hay que recordar algo: hace años, durante el período de las guerras mundiales, no existían tantos aparatos para comunicarse como hoy en día. El transmitir información no era instantáneo y definitivamente, no algo sencillo ni al alcance de todas las personas.
Es necesario entender eso para comprender un poco cómo pudo ocurrir esta historia: Durante la segunda guerra mundial, una barco naval japonés fue atacado por aviones americanos y se hundió cerca de una isla.
Sólo 31 hombres sobrevivieron al ataque y lograron llegar hasta la isla en cuestión, Anatahan. Ahí los únicos humanos que vivían era una pareja que había sido enviada al lugar por negocios antes de que comenzara la guerra.
Así que fueron ellos quieres le enseñaron a los soldados a cazar, la agricultura y todo lo que necesitaban para sobrevivir sin la ayuda de nadie más que ellos mismos. Y como estaban varados en una isla remota, ninguno supo que la guerra había acabado.
Y siguieron viviendo juntos, solo que pronto las cosas comenzaron a dejar de ser tan tranquilas como venían siéndolo hasta ese momento.
El capitán del barco apareció muerto un día, días después dos soldados fueron encontrados sin vida: los habían asesinado a disparos. Obviamente, las muertes comenzaron a causar tensión en la isla y que todos estuvieran sospechosos del de al lado.
Todo empeoró cuando descubrieron que la única mujer de la isla, Kazuko Higa, no era pareja romántica ni sexual con el hombre con el que llegó a la isla. Eso volvió a los soldados locos: todos querían tenerla para si mismos.
La violencia que se produjo en la isla fue tal, que Kazuko tuvo que escapar de la isla en 1950 a bordo de un barco. Sin su presencia, no había motivos para discutir y la vida en la isla fue tranquila hasta un año más tarde, cuando los hombres fueron rescatados.