República Dominicana ha roto una relación comercial de años con Taiwán para formar parte de una pieza más en el dominó chino en su conquista económica y política de países latinoamericanos. En Centroamérica quedan sólo cinco países que reconocen a Taiwán como estado soberano, para un total de 19 al nivel mundial. La deserción de dominicana es una nueva victoria para China que continúa acorralando económicamente a su enemiga ideológica.
A pesar de que el conflicto bélico entre ambos cesó en 1950, la guerra geopolítica y económica ha continuado. Cada vez más China ejerce presión en países con sistemas políticos democráticos-capitalistas y hasta cierto punto corruptos; y por ello, en los últimos años ha aumentado su interés en Latinoamérica.
En el 2017 Panamá anunció su ruptura con Taiwán alegando que “la República Popular de China es un Estado que por sí solo representa el 20 % de la población mundial y constituye la segunda economía más grande del mundo”. Años antes lo había hecho Bolivia bajo la promesa de préstamos e inversiones en el sector industrial, de construcción y otros.
Precisamente es el caso de Bolivia, el ejemplo para prevenir futuras complicaciones. Los empréstitos millonarios que otorgó China a Bolivia crearon innumerables problemas económicos y políticos en el país. Según explicaron expertos y especialistas en distintos informes, estos financiamientos agravaron el endeudamiento del país enormemente.
Los préstamos, muchos de los cuales se utilizaron en construcciones viales, al igual que otros proyectos en el sector de hidrocarburos, fueron objeto de denuncias de corrupción. Además de un satélite de comunicaciones cuyo costo inicial era 251 millones de dólares, costó finalmente 302 millones.
China ofreció un financiamiento para cientos de proyectos por un valor de 7 mil millones de dólares y se convirtió en el principal importador de Bolivia. De igual forma, los desembolsos estaban condicionados a la hora de construir o realizar los proyectos debido a que deben ser ejecutados por empresas chinas. Estas condiciones aseguran que el dinero retorne a sus manos.
El problema de Bolivia, sin embargo, no es solamente el alto endeudamiento y que sus empresas nacionales no puedan aprovecharse de estos préstamos. Una de las denuncias constantes en las evaluaciones de las construcciones es, por ejemplo, que la maquinaria que se compraba -obligatoriamente- a empresas chinas, llegaban con piezas en mal estado y falta de repuestos. Por ello la empresa estatal bolivariana Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos estableció que la china CAMC Engineering CO.LTDA, debía reembolsarle la suma de 4 millones 451 mil 681 dólares. Sin embargo el monto por el que fue contratada CAMC fue de 64,8 millones de dólares.
Otra de los informes explica que además de la sobrevaloración de obras y proyectos, y la quiebra de empresas estatales por incumplimiento de contratos, dejando proyectos millonarios inconclusos.
Finalmente, llueven las acusaciones al Tesoro General de la Nación, la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), el Gobierno Autónomo del Departamento del Beni y la Railway Construction Corporation Internacional Limited china, por el exterminio de cientos de especies en la construcción de una carretera de 500 kilómetros, valorada en 500 millones de dólares.