Costa Rica elevó este sábado una efeméride, la de la abolición del Ejército, a rango de fiesta nacional con la certeza de que sus 70 años sin fuerzas armadas han dado mucho más réditos que una imagen internacional de pacifismo o su ya sabida estabilidad política alcanzada a mediados del siglo pasado. Los beneficios de aquella decisión se miden ahora directamente en números, en un progreso apalancado por la inversión social que se elevó después de 1948, según concluye la investigación estadística e histórica elaborada por un instituto de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Los índices de bienestar que mantienen a Costa Rica por encima del promedio latinoamericano se pueden explicar en parte por el crecimiento que tuvo la inversión en educación y salud después la eliminación del Ejército, determina el estudio del Observatorio del Desarrollo de la UCR. La inversión social se multiplicó por cinco —del 2,6% del PIB pasó al 13,4%— en los 25 años posteriores a la decisión concretada en 1948 por el presidente José Figueres, de origen catalán, aunque la promovieron antes otros políticos de la época. Los investigadores apuntan también a una reducción en el presupuesto para seguridad en ese período, después de que el exrevolucionario Figueres, más por estrategia política que por pacifismo o por cálculo económico, firmara el decreto de la abolición. Esta medida fue posteriormente incluida en la Constitución de 1949.