El sector de la cultura en Bélgica se ha puesto “en pie de guerra” contra las restricciones anticovid, que mantiene teatros y cines cerrados desde octubre, y algunos desafiarán las medidas retomando su agenda cultural en diferentes ciudades de todo el país.

Bajo la iniciativa “Still standing for the culture” (Sigue en pie la cultura), más de cien teatros, cines y centros culturales iniciarán el “desconfinamiento” de la cultura antes de estipulado por el Gobierno belga, que no contempla su reapertura hasta el próximo 8 de mayo y con limitaciones, y pondrán en marcha este viernes una serie de actividades culturales, como proyecciones, conciertos y representaciones.

La gota que ha colmado el vaso y que ha llevado a trabajadores del sector, especialmente azuzados por la pandemia, a desafiar las restricciones ha sido los cambios en el planteamiento y las fechas de la desescalada en Bélgica, donde el aumento de los casos a finales de marzo llevó al Ejecutivo a echar marcha atrás en su plan inicial.

“Estos lugares se abrirán porque ya no quieren esperar ‘a que la situación epidemiológica lo permita’, mientras que la situación epidemiológica permite muchos otros contactos sociales cuando se trata de actividades más comerciales”, sostienen los organizadores en un comunicado.

Artistas, músicos, poetas… volverán a subirse a un escenario ocho meses después de que el país se sumiera en una segunda ola de coronavirus el pasado octubre que llevó a cerrar toda actividad no esencial hasta el pasado lunes, cuando han podido abrir sus puertas sin cita previa las tiendas y los negocios de contacto, como peluquerías.

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Un colectivo de artistas ocupa el teatro Monnaie en Bruselas / Foto: Valeria Mongelli

DESCONFINANDO LA CULTURA

Los trabajadores de ‘Atelier 210’, una pequeña sala de concierto de Bruselas, no temen las represalias que puedan sufrir cuando, aupados por esta iniciativa, los primeros artistas comiencen a llenar de música el escenario.

“Estamos bastante confiados y no tan preocupados porque el peor de los casos es que venga la policía y nos multe a todos y detenga el espectáculo”, cuenta a Efe el coordinador de la sala, François Custers.

Hasta 50 personas, de las 400 que tiene capacidad el recinto, podrán disfrutar de alguno de los cuatro conciertos que se desarrollarán en estos días, con mascarilla y distancia de seguridad como requisito indispensable para acceder.

Custers es reticente a que las fechas planteadas por el Gobierno, sin que se hayan concretado cuando volverá a abrir gran parte del sector cultural, se vayan a cumplir y pone de ejemplo como a lo largo de los meses el Ejecutivo ha ido cambiando de criterio.

“Decidimos seguir adelante porque las medidas del Gobierno han sido reconocidas como ilegales. Así que estamos en un Estado en el que la ley que se intenta aplicar sobre nosotros no existe en realidad”, sostiene el gerente en referencia al dictamen de la justicia belga que el 31 de marzo declaró ilegales las restricciones anticovid.

El Gobierno de Alexander De Croo recurrió la sentencia y paralelamente puso en marcha la elaboración de una ley que fundamente la adopción de medidas de excepción en caso de pandemias.

La principal ley en la que se basó el Ministro del Interior para adoptar las medidas contra el coronavirus es una que se refiere a las medidas de evacuación y fue adoptada tras la catástrofe de Ghislenghien, donde explotó una tubería de gas en 2004 y provocó 24 muertos y 132 heridos. El tribunal dictaminó que la situación relacionada con la covid-19 no está contemplada en esta ley.

Los cambios en la desescalada y unas restricciones mantenidas a lo largo de varios meses, con bares y restaurantes también cerrados, han llevado a un incremento del clima del malestar.

Hace poco más de una semana, varios artistas terminaron su encierro dentro Teatro Real de la Moneda, el edificio de la ópera de Bruselas, como símbolo de protesta contra la situación “crítica” que afronta el sector cultural y exigiendo su reapertura inmediata.