Horas después del amanecer del miércoles 9 de septiembre, los residentes de la Bahía de San Francisco esperaban la luz del día. En su lugar, solo encontraron un atisbo mínimo de que en algún lugar del cielo lleno de humo, había salido el sol.
Algunos lo llamaron un invierno nuclear. Los autos mantenían sus faros encendidos. Las torres de oficinas de San Francisco, donde el humo se mezcla con la niebla, se iluminaron como en medio de la noche.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up
El Bear Fire (Incendio del oso), como es conocido, se sumó al humo que más de 20 grandes incendios que se produjeron a lo largo y ancho de California ya habían bombardeado a la atmósfera.
Craig Shoemaker, un meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Sacramento, dijo que el inmenso volumen de humo del Bear Fire se elevó durante la noche a 12.000 metros, una altura donde el aire es gélido.
“Tenemos una enorme masa de ceniza y hielo”, dijo, y añadió que la columna parecía una nube de tormenta.
Los incendios están esencialmente creando su propio clima, dijo Shoemaker. “Sin el humo, sería un día despejado”, dijo. “Todo esto se genera a partir de los incendios”.
Los cambios en los patrones de viento comenzarán a empujar el humo hacia el este, y potencialmente despejarán el aire cerca de la costa, dijo Shoemaker y añadió una advertencia.
A principios de la semana, los vientos soplaron el humo de los incendios forestales a cientos de kilómetros sobre el océano Pacífico. A medida que dan marcha atrás, ese viejo humo probablemente será empujado hacia la costa.
Thomas Fuller es el jefe del buró en San Francisco. Ha pasado las dos últimas décadas en puestos en el extranjero para el Times y el International Herald Tribune en Europa y, más recientemente, en el sudeste asiático. @thomasfullerNYT • Facebook